¿Condenados a la extinción?

Dr. Michael LaitmanHoy comprendo la imagen de la realidad dentro del deseo de recibir, y como resultado de esto, todo el tiempo me siento cansado y no quieren abrir las ventanas de mi más amplia percepción; y hay quienes prefieren cerrarlas completamente. Yo me limito todo el tiempo porque mi deseo es muy pequeño, muy estrecho.

Nosotros construimos todo tipo de dispositivos que amplían nuestra visión del mundo: telescopios, microscopios, receptores de radio, y descubrimos una realidad que es mucho más rica que la realidad que sentimos en nosotros mismos. Pero tratamos de contraer e incluso de limitar este segmento de la realidad que se encuentra dentro del alcance de nuestra visión.

Al final, yo me hago viejo y cerrado hasta que me muero. Me muero porque estoy de acuerdo con la muerte y deseo contraer mis instrumentos de percepción. La imagen se vuelve repugnante para mí y me desvanezco gradualmente junto con el desvanecimiento de mi vida. Esto es lo que sucede con el deseo de recibir.

Por otro lado, con el deseo de otorgar, que construyo por encima del deseo de recibir, yo mismo me abro y descubro una realidad que se encuentra por fuera de mí, por fuera del deseo de recibir. Esta es una realidad eterna, y ella empieza a suministrarme las fuerzas de la vitalidad. Ahora, a pesar de que mi cuerpo muera de manera natural, yo ya vivo en otra «región» que se encuentra más allá del tiempo y del espacio. Y allí, yo recibo la Luz que fluye desde todas partes.

En nuestro mundo, nosotros nos movemos de un lugar a otro y en él vemos una especie de realidad en eso. Pero si nos moviéramos cerca de la velocidad de la luz, entonces, como resultado de un cambio en percepción del espacio, yo vería desde todos los lados la realidad que me rodea. Y el problema aquí no es mi visión; sino la luz misma aparentemente me llega de esta forma. De acuerdo con esto, yo emerjo de una comprensión «lineal» y entro en una «circular», en la Luz Circundante (OM).

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Precisamente de esta manera nosotros contraemos el tiempo. Porque con esto, la distancia y el tiempo son «cero», y no sólo yo recibo la Luz desde todos los lados, sino que comienzo a percibir toda la realidad existente en círculos; me elevo por encima del tiempo. Ahora éste ya no existe para mí; simplemente no puede existir. Ya no hay más espacios entre «hoy» y «mañana», no hay espacios entre dos momentos. Yo recibo todo por igual desde todas las direcciones, todo es equilibrado y anulado mutuamente, y yo estoy todo el tiempo en todas partes en un todo integrado, en la realidad unificada de la creación.

 (103240 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 19 de Marzo del 2013, «Introducción al Libro del Zóhar»)
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