Baal HaSulam, «Arvut» (Garantía mutua): Por lo tanto, el Creador no encontró una nación o lengua calificada para recibir la Torá, excepto los hijos de Abraham, Isaac y Jacob, cuyo mérito ancestral se reflejaba en ellos, como nuestros sabios dijeron: «Los Patriarcas observaron toda la Torá, incluso antes de que les fuera entregada».
Los «antepasados» son el primer nivel, el más puro, en el que el deseo de recibir es aún muy pequeño. Por lo tanto, no era necesario que ellos superaran la inclinación al mal, porque el verdadero mal no había sido plenamente revelado.
En ese momento el trabajo era agregado a la separación, al rechazo del mal, pero no al descubrimiento y a la aclaración del mal. Esto era fácil: Por un lado, estaba Abraham, y por el otro estaba Ismael; por un lado estaba Jacob, y por el otro Esaú. Todos estos estados son simples, «transparentes»: Ellos eran pequeñas Luces, Aviut del nivel cero. Por lo tanto, los patriarcas actuaron de acuerdo a la Torá, es decir, ellos realizaron el principio de «y amarás a tu prójimo como a ti mismo», y a partir de este, descubrieron «Y amarás al Señor tu Dios». El trabajo fue fácil, porque fue hecho en los más altos «estratos» del deseo, con densidad refinada, en la que aún no se habían descubierto todos los problemas graves.
Entonces esta red corregida ayudó a corregir el Aviut del primer grado, las «capas» profundas. De este, se nos dice que el mérito de los patriarcas se quedó con ellos, incluso para sus descendientes. Así que el proceso es el siguiente: Nosotros siempre permanecemos y confiamos en las correcciones que nuestros predecesores espirituales realizaron.
Además, como escribe Baal HaSulam en la «Introducción al Estudio de las Diez Sefirot», los sabios talmúdicos hicieron correcciones nuevas y adicionales. Con esto, ellos insertaron para nosotros la Luz que Reforma en el método. Entonces, nosotros avanzamos hacia adelante específicamente a través de la Luz, mientras que las penitencias previas fueron más o menos suficientes, como está escrito: «Coman pan con sal, beban un poco de agua, duerman en el suelo, lleven una vida de aflicción, y laboren en la Torá». Es decir, a pesar de todo esto, nosotros necesitamos un método, la Torá, pero esto fue junto con los tormentos físicos, puesto que ellos están conectados al Aviut del nivel cero, del primero y parcialmente del segundo.
Y finalmente, desde el tiempo del exilio en adelante, los hijos de Israel, quienes se convirtieron en el GE, comenzaron a mezclarse con las naciones del mundo, es decir, con el AHP, entonces requerimos la Luz que Reforma, a fin de llevar a cabo las correcciones. Los sabios talmúdicos nos dieron esta posibilidad, eliminando la necesidad de penitencia y dándonos la Luz que Reforma, junto con el mérito de las correcciones que ellos hicieron en la red común. Su ayuda es suficiente ahora y podemos corregirnos a nosotros mismos.
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De la 4º parte de la Lección diaria de Cabalá del 5/7/13, «Garantía mutua»