Convirtiendo el veneno en medicina

thumbs_laitman_559La Torá, «Éxodo» (Ki Tissa), 33:14-33:16: Así dijo Él, «Mi Presencia irá contigo, y Yo te daré reposo». Y él le dijo, «Si Tu Presencia no va [con nosotros], no nos lleves ahí. Porque ¿cómo entonces se sabrá que hemos encontrado favor ante Tus ojos, Tu pueblo y yo? ¿No es debido a que Tú irás con nosotros? Entonces Tu pueblo y yo seremos distinguidos de cualquier [otra] nación en la faz de la tierra».

El Creador tiene que llevarlos a todos al nivel que se asemeja a Él. No hay concesiones.

La persona tiene que reconocer el hecho de que no puede deshacerse de sus atributos porque tiene que corregirlos todos. Ella comienza a considerar cuidadosamente las cosas más egoístas acerca de sí misma, entendiendo que eventualmente tiene que voltearlas. Sin anular nada, observa directamente su atlas espiritual interno dándose cuenta de que no puede haber una imagen correcta del Creador sin la absoluta corrección de todos sus deseos hacia el amor y el otorgamiento.

¡Al mismo tiempo, la persona odia esos atributos y los desprecia! Le gustaría borrarlo todo, desapegarse del pasado que constantemente la persigue ¡Ella se culpa a sí misma, al Creador, y a cualquiera que pueda, por aquello que tiene que atravesar y por los muchos errores que ha cometido en su vida! El reconocimiento gradual de que fueron todos necesarios para el alcance de la meta definitiva, pero que eso fue sólo mientras necesitaba ser corregido, y esas acciones, son absolutamente correctos, pero simplemente necesitan ser invertidas, esto ya es una gran revelación para la persona.

Ella no debe culpar a nadie por el pasado, porque todos sus pecados fueron determinados intencionalmente. Están en ella desde el principio y se revelará incluso de maneras más salvajes. Pero son todos necesarios. Ella está dispuesta a pasar por cualquier cosa para no perdérselos y ser capaz de corregirlo todo.

Pregunta: ¿Qué le da a la persona la fuerza para llegar a eso?

Respuesta: La importancia del Creador y el hecho de que esta es la única manera de deleitarlo a Él. Supongan que me siento en una mesa que el Creador ha dispuesto para mí, la cual está llena de diferentes delicadezas. Cada platillo ante mí es veneno: ¡sabe terrible, amargo, y horrendo! Yo tengo que cambiar en mi interior para sentir placer infinito al saborear y comer algo que es desagradable, y al mismo tiempo, sentir que es dulce y recibido de Él. Todo depende de la intención que puede convertir el veneno en medicina. 

(128893 – Del Kab.TV «Los secretos del Libro Eterno» del 9/16/13)

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