Dejo de tomar los roles de las demás personas y vuelvo a ser yo mismo

Dr. Michael LaitmanLa primera etapa al buscar un compañero de vida es remover de mí todas las cosas extrañas, como valores artificiales y percepciones de vida que recibo de las influencias externas a lo largo de toda mi vida. La segunda etapa es retornar a la juventud, a la edad de 12 a 15, cuando de repente nos enamoramos por primera vez en la vida y descubrimos dentro de nosotros mismos algún tipo de espacio que podría ser ocupado por una reacción complementaria de alguien más, a través de la reciprocidad.

Pregunta: ¿Por dónde comenzamos esta «remoción» en nosotros?

Respuesta: Es necesario comenzar por las discusiones en grupos de hombres y mujeres solteros. Allí tratamos de aclarar qué es artificial y qué cosas no pertenecían a nosotros desde el principio, las cuales adquirimos durante nuestras vidas de las diferentes sociedades, de conexiones artificiales, a través de Internet, de modelos que establecieron todo nuestro comportamiento con respecto a cómo vernos y cómo comportarnos. Una niña piensa que tiene que verse segura de sí misma y altiva como una princesa. Y un niño tiene que verse como un macho, un héroe, alto, fuerte, exitoso y lleno de confianza en sí mismo.

Pero depende de nosotros mismos el remover todas las imágenes asociadas con una sociedad que nos obliga a vernos de esta manera y no de otra, y aclarar mi verdadera necesidad de conexión a la que puedo abrirme ampliamente sin temerle a nada. Porque si yo realmente me limpio de todo el exceso, entonces descubro que soy ese niño que no teme  que alguien le haga daño.

Depende de mí el entender que me encuentro ante la sociedad, tanto como ante la naturaleza con sus leyes. Si yo soy incluido en ella de una forma más abierta, limpia y simple, puedo sentirme protegido. Específicamente, gracias al descubrimiento de mi corazón examinado, puedo aclarar quien está dispuesto a estar conmigo en una relación recíproca.

Así es como busco amigos tanto hombres como mujeres, al juzgar cuán apropiados que son para mí, cuanto me entienden y fluyen en la misma longitud de onda que yo. Nosotros le prestamos cada vez menos atención a lo externo y así le prestamos menos atención a los asuntos de género; en vez de ello consideramos cada vez más al Adam (hombre) en ellos.

Cuando alcanzamos una sensación como ésta a través de los debates y talleres que nos elevan desde el nivel animal al nivel de «hablante», entonces yo veo quien está cerca de mí en el alma y no soy atraído físicamente, ni respondo a los distorsionados estándares artificiales que he recibido de la sociedad. Depende de mí el discernir qué amigos son más cercanos a mí, con la ayuda de mi alma, de mi voz interior.

Es decir, en primer lugar, yo remuevo todas las cosas superfluas que no me pertenecen. En nombre de esto hablamos, tenemos una conversación dentro de nuestro grupo, y queremos alcanzar la conexión, ayudarnos mutuamente. Y después de haber removido todo esto, queda mi verdadero yo, el yo puro, el potencial natural que existía antes de que me invistieran con todas las Klipot externas. Este ya no es ese pequeño niño, sino que es mi verdadera deficiencia, el vacío interno.

La primera deficiencia, la recibí desde el exterior como un anhelo natural por conectarme con otro ser humano. Pero la segunda vez, la deficiencia proviene de mí, desde dentro de mí, «de abajo hacia arriba»; yo la despierto con mi propia fuerza, por lo tanto, ésta me pertenece. De tal manera que yo puedo controlarla, entenderla. Este ya no es solamente un instinto natural que cae sobre mí de arriba hacia abajo, sino que se deriva de mí, es decir, «de abajo hacia arriba».

El primer deseo proviene de ese niño que se enamoró por primera vez en su vida. Y después de eso, se le agregó un «endurecimiento del corazón» que le cubrió la vida con diversos revestimientos egoístas. Ahora, de mí depende el tratar de remover todas estas cubiertas, todas las capas superfluas que ocultan al verdadero ser, y el volver a la deficiencia natural. Pero este ya no será el mismo niño.

El primer amor simboliza para nosotros la necesidad, la sed de una conexión espiritual interna con alguna forma perfeccionada, la cual describimos como una mujer joven que hayamos amado, una relación de alma a alma. Y ahora es como si yo retornara a ese estado, pero esto ocurre después de haber removido de mí mismo todas las capas artificiales, por lo tanto me encuentro entre dos líneas. Por un lado, me aferro a la deficiencia natural pura, y por otro lado, tengo todas las Klipot, todo lo que hay en mi ego, la fuerza del mal.

Yo he removido de mí mismo todos los conceptos que la sociedad considera el bien y el mal, los cuales no surgen de mí, todos los valores que recibí en la escuela: cómo verme y cómo comportarme. A pesar de que todos ellos desempeñan su papel.

Una vez vi una escena de una película americana en la que se burlaban de la conducta artificial de los niños en el aula. Los niños desempeñaban roles todo el tiempo, imitando a famosos actores de las películas. Y quedaba claro de qué película y qué rol interpretaba cada uno de ellos en ese momento. Y en el momento siguiente, ya comenzaban a desempeñar otro papel, y así lo hacía cada uno de ellos.

Depende de nosotros mismos el remover todas las imágenes que nos adhirieron, que nos obligaron a interpretar todo el tiempo. Ustedes de repente se sorprenderán a sí mismos pensando cómo sentarse, cómo sostener la cabeza de manera agradable. Yo veo cómo mi nieto imita con precisión todos los movimientos de la maestra del jardín infantil.

Un adulto está atado de pies y manos por modelos de comportamiento, imágenes, preferencias y valores. Esto comienza con aquello que él adoptó en la infancia hasta la edad de 6 a 8 años, a través de una imitación natural de los adultos. Y después de eso, él mismo ya comenzó a almacenarlos a través de su ego, un deseo de verse bien a causa de la sociedad, le muestra que éste es un comportamiento adecuado ante su opinión.
(111864)
De una charla sobre Formación integral del 4/4/13

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