¡Ay del orgulloso que aboga por su vida!

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, Pri Jajam (El fruto del sabio): La persona que es una excepción y ruega por su alma, no construye sino más bien destruye su alma. Se nos dice «aquel que es orgulloso», puesto que uno no puede ser una excepción si no es por el atuendo del orgullo, y ay de aquel que trae destrucción a su alma.

Si la persona no aspira a disolverse y a desaparecer en el general, entonces desde un punto de vista espiritual, significa que está sumergido en el orgullo. No se trata del orgullo que conocemos en nuestro mundo que obliga a la persona a sentirse más grande y más exitosa que los demás. Si ella no quiere conectase con los demás y entrar en ellos, esto es llamado orgullo espiritual. Ella destruye su alma y no reza con el fin de incorporarse en el general y operar a través del general, es decir por el bien del general, mientras se anula a sí misma y desaparece allí.

En el momento en que empezamos a gritar y a rezar con el fin de conectarnos, recibimos el poder del exilio de Egipto y a escondernos de nuestro propio ego. El éxodo de Egipto es un escape de mi propio ego, gracias al reconocimiento de la necesidad de la conexión.

La Luz se esparce y yace en la vasija de recepción del general en la que todos nos unimos por encima del ego de cada uno y somos llenados con la Luz de Jassadim. A la vez, cada uno se anula a sí mismo ante el general, renunciando a su deseo de recibir, uniéndose en un deseo, en una vasija que se llena por medio de la Luz superior.

La preparación realmente está en la conexión, lo cual significa traernos a nosotros mismos hacia la forma de la Luz que es uno. Entonces una vasija recibe una Luz. En el momento en que nosotros alcanzamos incluso el nivel más pequeño de adaptación a la Luz, inmediatamente descubrimos que estamos en esta, conectados en unidad con el Creador.

Esto se revela sólo a través de la conexión. Todo aquel que piensa y espera alcanzar algo independientemente y no a través del grupo, percibe la realidad de una forma incorrecta y por lo tanto se aleja a sí mismo de la meta y destruye al grupo. Es más, esto se refiere absolutamente a cada acción, incluso en nuestra vida personal, dado que la corporalidad tiene que desaparecer en la espiritualidad. Esta es una condición muy seria y mientras más avanzamos, las condiciones se vuelven más difíciles.

Se nos dice que la entrega de la Torá ocurre cada día, es decir que el estado espiritual ya existe y está ante nosotros y todo depende sólo de nuestra preparación para recibir la Torá, cuando manifestemos una gran deficiencia por alcanzar la primera conexión revelada en nosotros. Entonces inmediatamente saldremos de Egipto, recibiremos la Torá, y nos incorporaremos en el proceso del trabajo espiritual.
(111922)
De la 1º parte de la Lección diaria de Cabalá del 7/05/13, Escritos de Rabash «Igrot», Carta 33

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