El árbol de la vida es Dios que desciende del cielo

El Rollo de Esther nos habla de que durante el festín la reina le dice al rey que Hamán planeaba destruir a todos los judíos. Cuando el rey pregunta: “Qué puedo hacer por ti”, ella responde que quiere salvar a su pueblo. 

El rey ordena que Hamán sea colgado de un árbol. El árbol (Etz Jaim o el Árbol de la Vida) es todo lo que es bueno que desciende a nosotros desde el cielo, desciende de arriba hacia abajo, sobre todo el mundo, excepto por aquellos que tienen la semilla de Hamán en ellos.    

El árbol de la vida es el deseo de dar, de unirse, de propagar y seguir con la propiedad del Creador. Colgar a Hamán de ese árbol, es decir nuestros deseos egoístas, significa que no tienen ningún derecho a la vida, precisamente porque los usamos así. Los matamos con la propiedad de otorgar y amar, los privamos del placer. 

En otras palabras, los deseos en sí, permanecen, las intenciones egoístas se modifican.

 

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