El discreto mensajero del Creador

Dr. Michael LaitmanEl Libro del Zóhar, Introducción, «El conductor de burros», p.85: El conductor de burros que está llevando a los burros desde atrás, es el asistente de las almas de los justos, el cual es enviado a ellos desde arriba para elevarlos de un grado, al siguiente. Si no fuera por este asistente que el Creador les envía a los justos, no habrían sido capaces de elevarse de su grado y ascender más alto. Por tanto el Creador envía un alma elevada desde arriba de acuerdo al mérito y al grado de cada justo y esta lo asiste en su camino.

Puede decirse que este asistente es la misma Luz que Reforma. Y el «Creador» es la Luz general de infinito que envía vasijas (deseos) a la persona. Después de todo, elevarse al siguiente nivel requiere de nuevas «vestiduras», las cuales en nuestro caso vienen a través del maestro.

De cualquier manera, cada petición se eleva hasta el infinito y la Luz viene sólo desde ahí incluso para las correcciones más pequeñas. No hay nada en las etapas intermedias porque todas ellas, todos los mundos, están en un estado de Jafetz Jesed.

Y con respecto a aquellos que elevan su petición, son llamados «justos» y reciben ayuda de un alma elevada especial, del «conductor de burros», es decir, de deseos.

Así, la persona justa es la persona que desea elevarse desde el estado actual  a un estado de otorgamiento más elevado. Dependiendo de su nivel, ella obtiene un alma especial para que la ayude, destinada específicamente para esta acción. Otros mensajeros vienen desde el Creador para otros propósitos. Los cabalistas describen esto metafóricamente como «letras» o propiedades que el Creador reemplaza para llevar a cabo una tarea especial.

Pero en cualquier caso, «el conductor de burros» es un alma elevada a través de la cual el poder de los deseos justos que realizan el ascenso es combinado con la esencia cualitativa de este ascenso, con el nivel en el cual el trabajo se lleva a cabo. Es por eso que cada vez se le envía un alma diferente a la persona. Cada mensajero es para cada acción.

Al principio, el justo no conoce esa alma en absoluto. Le parece que es un alma muy baja que lo acompaña en su camino. Esto es llamado «la impregnación del alma del justo».

Nos parece que el grupo y el maestro no son importantes. Nosotros los ignoramos, en otras palabras, ignoramos los medios especiales y únicos que nos fueron enviados desde Arriba. Con el tiempo, estos medios se pierden de vista aún más; parecen más primitivos e insignificantes. En realidad, ¿Quién toma en cuenta a algún conductor? ¿Qué nos importa el taxista que nos lleva a un evento importante?

Y sólo más tarde tomamos consciencia de su papel…
(110504)
De la 2º parte de la Lección diaria de Cabalá del 6/21/13, El Zóhar

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