El grupo es mi hogar, mi familia

Dr. Michael LaitmanPregunta: ¿Cómo debemos trabajar internamente con el estado en que me parece que tengo dos opciones en las que se ya sea el ego o bien el trabajo correcto? ¿Qué debe hacerse para no permanecer ocioso?

Respuesta: En este caso, nosotros sentimos la necesidad de garantía mutua, del apoyo mutuo, que debe existir en un grupo. Es como un muro que protege al grupo tanto de las influencias externas como de las influencias negativas internas de todos sus miembros.

Este muro, el espíritu, la plenitud, está construido de la importancia de la meta, de la disposición de todos los miembros del grupo a anularse a sí mismos ante la idea de un grupo, como en una familia en la que hay una cierta base interna. Puede haber cualquier cosa en ella, pero hay algo que constantemente la equilibra, le da peso, la disminuye hasta los cimientos, y no deja que se rompa y se desintegre.

Es por ello que la familia está compuesta de varias generaciones: abuelos y abuelas, padres e hijos. Una vez, todos solían vivir juntos. Las generaciones cambian gradualmente como los cambios de la bicicleta, pero siempre hay tres generaciones que se apoyan mutuamente y que dependen unas de otras. Ahora, por supuesto, todo se desintegra. En el grupo, sin embargo, nosotros debemos adherirnos a él.

No debe haber una masa sustancial en el grupo que lo haga estable y equilibrado. Esta no lo arroja hacia abajo, sino que simplemente equilibra las diferentes erupciones y desórdenes. Por lo tanto, la persona que pasa a través de diferentes estados debe tener la sensación interna de que el grupo es estable, masivo, y permanente.

Esto es lo que debemos cultivar y establecer efectivamente como nuestro fundamento. Cualquier cosa puede suceder, pero nosotros tenemos nuestros fundamentos.

Mi trabajo como director es hacer de todos los pequeños grupos de todo el mundo un todo único, una base unificada que los soporte a todos. Entonces, los diferentes problemas y conflictos que la Luz sin duda convocará en nosotros nos servirán correctamente sólo con el fin de crecer.

Ustedes pueden llamarlo mutua garantía o con cualquier otro nombre, pero hay que hacerlo. El grupo es como un invernadero, una incubadora. Como se nos dice: «Mi casa es mi castillo». La persona tiene que existir en un entorno, la raíz, alma, cuerpo, vestimenta, y todo eso.

Nosotros tenemos que establecer todo esto. El grupo tiene que hablar, pensar acerca de eso. ¡Tiene que haber una sensación de que esta es mi familia, mi hogar, a cual yo llego y de donde no quiero irme! Así debe ser.
(112790)
De la Convención en St. Petersburgo «día dos» del 7/13/13, Lección 3

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