En las noticias (de Bloomberg): «Imagínese que usted apuesta por la supervivencia a largo plazo de dos tipos de personas. Uno de ellos es el egoísta clásico, centrado y despiadado. El otro es más desinteresado, dispuesto a ayudar a otros seres humanos sin ningún beneficio evidente. ¿Cuál será más exitoso?»
«Para cualquier persona inmersa en el pensamiento dominante de nuestra época, el ganador evidente es el egoísta. La evolución darwiniana y la tradición del capitalismo moderno nos dicen que sólo los competidores fieros sobreviven. Los altruistas, según lo que nos enseñan los teóricos de juegos, son matemáticamente incapaces de lograr dominar. Los actos de cooperación son, o bien errores nacidos de la ignorancia o movimientos estratégicos puramente egoístas dirigidos a conseguir algo de mayor valor».
«La idea de que la competencia biológica favorece al codicioso, la cual crean al ultra racional y guiado por incentivos Homo economicus, sigue siendo el núcleo que utilizan los modelos los economistas para comprender el mundo».
«El problema es que la «testarudez», supuestamente científica de asumir que la conducta humana tiene poca relación con la realidad. Una abrumadora cantidad de investigación demuestra que los comportamientos de ayuda (o, como les gusta decir a los economistas, «el otro, con respecto a las preferencias») son la norma en las interacciones humanas en todo el mundo. Esto plantea la pregunta: ¿Si realmente vale la pena ser codicioso, por qué los seres humanos actúan de manera diferente? «
«Hasta ahora, no hay una respuesta definitiva. Sin embargo, hay alguna evidencia de que el interés racional por uno mismo, no siempre es la mejor estrategia. En condiciones de competencia dura, el Homo economicus no puede prevalecer».
«En muchas simulaciones, las especies bondadosas resultaron ser mejores que el Homo economicus. ¿Cómo? Los tipos cooperativos tienden a agruparse y a interactuar preferentemente entre sí, disfrutando así de la conducta desinteresada del otro. Los investigadores llamaron a la especie ganadora homo socialis, y con razón, puesto que él no se ciega al potencial de interacciones sociales para mejorar el bienestar».
«El punto central, es que el homo economicus es una caricatura simplista que, en muchas situaciones, no puede beneficiarse de las posibilidades reales. La codicia no es buena, como dijo Gordon Gekko en la famosa frase de la película «Wall Street». «En muchos casos, ni siquiera es muy inteligente».
Mi comentario: Los estudios, aunque lejos de estar completos, están en lo cierto. La pregunta es ¿cómo hacer entrar en razón a estos 7000000000 egoístas? El método de formación integral ofrece un medio para corregir la naturaleza humana. Sin lugar a dudas, tarde o temprano, es decir, después de haber sufrido, todos empezaremos a ver la necesidad de su realización.
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