El juego “sucio” del Creador

Pregunta: ¿existe un área en nuestro cerebro donde podemos sentir placer de ser uno con el grupo y revelar al Creador en este, justo como cuando disfruto de la comida, el sexo, y la familia?

Respuesta: El cerebro, así como el deseo, no se preocupa de dónde obtiene el placer, pero el Creador está jugando con nosotros un juego “sucio”. Él localizó una condición para nosotros: si en este mundo, en esta vida deseas obtener placer de los dulces, tú puedes hacerlo, por ahora.

Es similar a cómo tratamos a nuestros niños. Ellos tienen que crecer, llegar a ser adultos. Por lo tanto, día a día, hasta los primeros dieciocho años, les damos todo lo que podemos en lo posible. Un niño rompe juguetes, desobedece, hace las cosas incorrectas, mientras que tú lo sigues tratando amablemente. ¿Qué otra opción tienes? Es difícil criar niños. Todo lo que puedes hacer es continuar dándoles lo que necesitan.

Claramente, la naturaleza también da todo a sus niños: deseo, fuerza y la voluntad de crecer. Ellos corren, juegan, y siempre están en movimiento. Todo es hecho de tal manera para darle a la persona la oportunidad de crecer. ¿Has crecido? Ahora, es tu turno para trabajar y servir en el ejército. ¡Esto es muy diferente a tu vida previa! La infancia ha terminado; tú eres ahora un adulto.

En el mundo espiritual, el Creador nos puso en una condición similar. Se te da una oportunidad para empezar a crecer en la espiritualidad en un estado pequeño (Katnut) y de recibir todo lo que necesitas así como un niño en este mundo. Sin embargo, mientras creces, eres puesto en condiciones cada vez más difíciles. Tienes que dar más, pagar y amar conseguir algo en retorno.

La Luz permanece en reposo absoluto. El deseo quiere disfrutar de la Luz. Pero en el medio, existe una condición, como la hay para un adulto en este mundo: si deseas seguir disfrutando, tienes que pagar, completar tu deseo, la vasija que recibe la Luz. El placer permanece igual, pero debido a la regla superior, tú no puedes disfrutarlo. Por lo tanto, no tenemos elección: Debemos alcanzar el otorgamiento.

Decimos: “Pero quiero sentir placer directamente. ¡Ponme en Maljut del Infinito!” Dame placer ahora mismo. ¡Lléname!” Pero, no, se nos dice: “¿Maljut del Infinito?  ¡Claro que sí! Pero todo lo que encontrarás es un horrible vacío”. ¿Cómo es eso? Esto es debido a la misma condición. La Primera Restricción. Si no eres similar a la Luz en tus propiedades, no sentirás nada sino la obscuridad.

Entonces, todos los placeres se expanden desde la Luz. Incluso si alguien disfruta matando, aquello, también se deriva de la Luz. No hay otra fuente de disfrute. Sin embargo, existe una condición: Si deseas conocer los placeres reales, eternos, debes recibirlos en el deseo de otorgar. No tienes elección, tal es la regla

(44123 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 5/13/2011, Explicación del artículo, «Prefacio a la sabiduría de la Cabalá»)

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