El largo viaje por el desierto

dr.laitmanLa Torá, «Levítico», 16:18-19: Y  él saldrá ante el altar que está ante el Señor, y hará expiación por ello; y tomará la sangre del Toro castrado, y la sangre de la oveja, y las pondrá en los cuernos de las inmediaciones del altar. Y debe rociar la sangre con su dedo siete veces, y limpiarla, y consagrarla por la impureza de los hijos de Israel.

El trabajo en el nivel de Aarón (el sacerdote) es un trabajo muy serio y sublime para revelar todos nuestros atributos, deseos, impulsos, mente, y pensamientos, en términos de aquello en lo que podemos trabajar en amor y otorgamiento por otros y aquello con lo que no podemos. Lo que revela aquí la persona con respecto a lo que está sucediendo no es nada simple.

Cada uno de nosotros necesita llegar al nivel del sacerdote con el fin de dividir esos deseos. La Torá habla sólo de la persona, dado que el mundo está incluido en una fuerza. Por lo tanto, yo tengo que clasificar y diferenciar lo que me dicen todas las partes de la Torá y entender precisamente que debo establecer gradualmente todas las vasijas corregidas dentro de mí.

Abandoné Babilonia como una persona que quiere alcanzar el significado de la vida e ir a la tierra de Canaán, ya que revelo dentro de mí todos mis deseos, pensamientos, e impulsos.

Entonces el estado de la Tierra de Canaán comienza a bullir en mí al atraerme hacia el pantano egoísta. Esto significa que he descendido a Egipto, donde trato de liberarme al enfocarme constantemente en ama a tu prójimo como a ti mismo.

Eventualmente, cuando comienzo a pelear conmigo mismo, con mi ego (Faraón) y mi altruismo (Moisés y Aarón), voy al desierto (a un lugar vacío). Aquí se  me dice: «Reúne todos tus deseos con los cuales puedes avanzar. Si te las arreglas para hacerlo, serás capaz de recibir la Luz Superior en ellos, lo cual te llevará hacia adelante y podrás moverte en el desierto». Aquí ya estoy avanzando en el desierto.

Lo principal es el ligero despertar que surgió en mí en Babilonia, el cual es gradualmente cubierto por un ego muy grande que se corrige gradualmente en el desierto. Babilonia es el comienzo, el pensamiento y la meta. El ego que surgió en mí es el exilio en Egipto. En el desierto, sin embargo, yo trabajo con un enorme ego de la cuarta fase, con el fin de llevarlo a un estado neutro. No quiero estar dentro de este, quiero estar por encima de él.

Todo esto es la revelación de mi actitud hacia el ego. Es como una enorme bola negra, y aclaro qué puedo iluminar en esta bajo la influencia de la Luz, un pedazo, otro pedazo, otro, y después otro. Esos son los cuarenta años de deambular en el desierto.

Cada vez descubro una variedad de cosas y decido que puedo ascender por encima de todos esos nuevos deseos que he descubierto en esta fase en el desierto para que los llenados egoístas no me distraigan. La Luz y los placeres más grandes se revelan gradualmente en ellos, mientras que yo estoy por encima de ellos, trabajando sólo en otorgamiento, por fuera de mí mismo.

Existen deseos que sé con seguridad que no seré capaz de superar. Entonces los envío al desierto, lo cual significa que no puedo hacer de este desierto mi casa, aun no puedo refugiarme ahí, y entonces parte de mi ego permanece en el desierto.
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 Del Kab.TV «Los secretos del Libro Eterno» 3/06/14

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