El mundo entero no es un rábano amargo

thumbs_Laitman_056[1]Podemos quedarnos en la cualidad de la recepción o en el atributo de otorgamiento y llenarlos a los dos. Básicamente, sólo dos fuerzas gobiernan el universo, dos fuerzas de la naturaleza: la fuerza de la recepción y la fuerza del otorgamiento. Una de ellas, la fuerza de la recepción, ya está dentro de nosotros pues nacimos con ella, por lo que consideramos que es natural.

Pero en la realidad, no hay nada más natural que el atributo de otorgamiento. Sin embargo, no se encuentra dentro de nosotros y por lo tanto, nos parece que no es natural; nos parece que es algo artificial que no tiene relación alguna con la realidad. Pero, de todas formas, la única existencia concreta se encuentra en el atributo de otorgamiento, porque toda la creación, excepto nuestro mundo, existe dentro de éste. Sólo nosotros vivimos dentro de este minúsculo espacio cerrado, imaginario que es la cualidad de recepción.

Debido a que este espacio está cerrado y aislado del resto de los mundos y del Creador, pensamos que  nada existe más allá de él. Como un gusano que vive al interior de un rábano y cree que todo el mundo es un rábano, nosotros no vemos lo que está más allá de nuestro mundo. El gusano no entiende que existe un mundo enorme, luminoso y dulce fuera del rábano.  Y nosotros tampoco.

Es por esto que debemos comprender que la cualidad de recepción dentro de la cual habitamos es minúscula y limitada. Nos fue entregada con el propósito de que conozcamos su opuesto que es el atributo de otorgamiento.

(Extracto de la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 27 de junio 2010, Artículo, El asunto del otorgamiento)

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