El péndulo de la intención

thumbs_laitman_423_02Baal HaSulam, «Introducción al Libro del Zóhar», ítem 24: La esencia del cuerpo es solo un deseo de recibir para sí mismo, y todas sus manifestaciones y posesiones están llenas de ese deseo de recibir corrupto que inicialmente fue creado sólo para ser erradicado del mundo, para lograr el tercer estado completo al final de la corrección. Por esta razón, este es mortal, transitorio, y despreciable, junto con todas sus posesiones, como una sombra fugaz que no deja nada a su paso.

Jamás le pasa nada al deseo. Éste solo se divulga crecientemente a sí mismo al atravesar los 125 pasos, mientras surgen las intenciones egoístas junto con los deseos. Sin embargo, son dos cosas diferentes: el deseo de recibir y la intención en aras de la recepción.

Nunca debemos cancelar el deseo. Nosotros no estamos planeando convertirnos en ermitaños; más bien nos esforzamos por cambiar nuestra intención de egoísta a altruista. Es la intención en beneficio de la recepción la que tiene que ser «erradicada del mundo».

Percibimos la imagen del mundo a través de nuestras intenciones, a través de nosotros mismos y de nuestro entorno. Esta imagen desaparecerá si nosotros re direccionamos nuestras intenciones desde el deseo de recibir hacia el deseo de otorgar. Todo lo que vemos hoy en día, el mundo entero con todas sus particularidades y fenómenos, con la vida y la muerte, todo se despliega dentro de nuestro deseo de recibir que tiene una intención egoísta. Si cambiamos las intenciones, comenzaremos a ver un mundo «invertido» llamado el mundo superior, el primer nivel espiritual. Entonces, empezamos a observar algo muy diferente.

Mientras sentimos la materia, tenemos la oportunidad de convertirla con la ayuda de la fuerza superior, del grupo, y usando otros medios. Nosotros somos quienes inician la «revolución», porque la primera vez que se revela algo lo vemos como corrupto, como si se reflejara en el «espejo distorsionado» de nuestra intención egoísta.

Hasta ahora, nuestras intenciones egoístas han «ensillado» los pequeños deseos de este mundo; esto es lo que hace que veamos este reino como lo vemos. Entonces, digamos que en el trigésimo peldaño, aparece un deseo que es mil millones de veces más grande, sin embargo, éste aún se origina en el deseo de recibir. Sería terrible, como si estuviéramos entre «dinosaurios», en una jungla monstruosa de inmensos y poderosos deseos egoístas.

Las personas nos parecerían «demonios» infernales; nos parecerían como criminales, ladrones, mentirosos, villanos, veríamos una maldad que actualmente ni siquiera podemos imaginar. En esencia, veríamos las fuerzas del mal que pertenecen a este peldaño en particular. Consideraríamos que las lecciones son una estupidez indignante, un completo disparate. Incluso el grupo aparecería en una forma tan terrible que no toleraríamos la compañía de nuestros amigos, ni seríamos capaces de respirar el mismo aire que ellos.

Sin embargo, si encontramos la fuerza para superar esta situación y cambiar, entonces podremos averiguar que todo es simplemente maravilloso. De hecho, nada cambiará, pero de alguna manera, de repente, veremos el mundo que nos rodea impregnado de Luz, donde todos reciben la benevolencia del Creador, nadie sufre, nadie se muere de hambre, o mata a otros. Nuestros amigos nos parecerán las personas más grandes sobre la faz de la Tierra, y no habrá nadie más grande que ellos. Baal HaSulam escribe acerca de este estado en su artículo «Ocultamiento y revelación del rostro del Creador».

Todos nosotros atravesamos estos estados, el péndulo oscila más fuertemente cada vez, y todo depende de que cambiemos nuestra intención, convirtiéndola en el opuesto, del egoísmo al altruismo. Los deseos permanecen intactos, sólo cambian las intenciones.

De una u otra forma, el Creador nunca nos lleva hacia el otorgamiento; de lo contrario, nos robaría la oportunidad de que lo conozcamos a Él. Él nos lleva sólo a través de los desastres en nuestro deseo de recibir, de manera que reconozcamos la necesidad de otorgar.

Al principio, tratamos de escapar de los problemas que nos obligan a culparlo y a maldecirlo a Él. Entonces, con la ayuda de un grupo, de las lecciones, y la difusión, al agachar nuestras cabezas ante nuestros amigos y el maestro, nos dirigimos hacia el Creador, y le rogamos que Él nos ayude.

Pregunta: ¿No es este un muy largo camino de sufrimiento?

Respuesta: El truco es como aceptamos nosotros el sufrimiento. Sin los sufrimientos, es imposible despertar. Cualquier estado comienza con dolores: «Y fue la tarde y fue la mañana, un día».

Nuestro camino no es largo debido a los problemas que atravesamos, sino porque no reaccionamos a ellos de la manera correcta.

Esto explica el por qué necesitamos preparación y una actitud correcta. No hay duda de que nuestros estados cambiarán pronto, y sentiremos el vacío; además, podemos empezar a odiar a nuestros amigos como lo hicieron los discípulos de Rabí Shimon. Y aun así, seguimos avanzando, porque todo lo que nos pasa tiene un propósito, llevarnos hacia adelante.

(125428 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 1/13/14, Escritos de Baal HaSulam)

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