El principio del ascenso espiritual

dr. michael laitmanLa Torá, «Éxodo» (Ki Tissa), 32:16-32:18: Ahora las tablas eran obra de Dios, y la inscripción había sido hecha por Dios, grabada sobre las tablas. Cuando Josué oyó la voz de la gente en sus gritos, le dijo a Moisés: «¡Hay una voz de la batalla en el campo!» Pero [Moisés] dijo: «No [es] ni una voz que clama victoria, ni una voz que grita la derrota; oigo una voz de blasfemia».

Cuando Moisés bajó del Monte Sinaí, pensó que la nación de Israel lucharía tanto entre ellos como dentro de sí misma. En cambio, escuchó gritos de alegría que indicaban pleno  consentimiento mutuo. Moisés es el único que estaba en contra de todos los demás, ya que incluso Aarón estuvo de acuerdo con el deseo del pueblo por hacer un becerro de oro. Pero este estado tenía que revelarse, esto era necesario.

El atributo de Josué en la persona es una cierta herramienta que está cerca de Moisés como un fiel ayudante, como un criado que se anula totalmente a sí mismo ante él. Moisés es la cabeza y Joshua es el cuerpo y las funciones ejecutivas adicionales.

Todo lo que Josué recibe de Moisés es totalmente opuesto a su comprensión, a su conocimiento, y a su perspectiva. Entonces, él no sólo se anula a sí mismo ante Moisés, sino que todo lo recibe como un axioma. Su mente rechaza sus acciones, pero, debido a que funciona de acuerdo a los deseos de Moisés, es como si su mente se reconstruyera, y pasara por un proceso de reprogramación.

La corrección del cuerpo ocurre de arriba hacia abajo, como se nos dice, «los corazones son atraídos después de las acciones, y los pensamientos son atraídos después de los corazones». Por eso decimos, «haremos y escucharemos». Este es nuestro camino, tenemos que anularnos a nosotros mismos ante el nivel superior, hacer todo lo que él nos dicte, y luego empezaremos a entenderlo. Este es el principio de nuestro ascenso continuo.

(127053)
Del Kab.TV «Los secretos del Libro Eterno» del 9/9/13

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