Hoy estamos un periodo de transición. Y cuando comencemos la corrección, las mujeres serán exactamente iguales al hombre.
En el camino espiritual la mujer tiene que fijar el deseo, ejercer presión en el hombre y obligarlo a avanzar. Similarmente, en nuestro mundo la esposa presiona al marido a trabajar y a traer a casa los ingresos. Y cuando hay un hogar y los medios para existir, entonces podemos dar nacimiento a los niños y criarlos.
Así es como también se trabaja en la espiritualidad: si trabajamos juntos en la corrección del alma, entonces damos nacimiento a nuevas almas, nuevas correcciones. Esta escrito acerca de esto, “Marido y mujer, y la Shejiná entre ellos”. La revelación del Creador ocurre precisamente entre nosotros, cuando todos estamos juntos.
Tanto, hombres como mujeres tienen que contribuir con su parte a estas acciones. Nadie es ni más grande ni más pequeño aquí. Es imposible dar nacimiento sin una mujer. Una nueva alma, un nuevo Partzúf espiritual solo puede ser elevado por la fuerza del deseo femenino.
En el proceso de corrección nadie adquiere mayor importancia. Nadie es ni más grande ni más pequeño. Dondequiera que algo pese menos, algo mas sirve de contrapeso de acuerdo con el orden inverso de las Luces y los Kelím. Sin un deseo femenino un hombre es impotente y un deseo femenino sin la pantalla masculina también es impotente.
Sin embargo, ¿quién es fundamental? Es la mujer. Esto es porque el deseo de pedir la corrección siempre viene de la mujer. Es lo mismo en nuestro mundo: Aunque los hombres piensen que tuvieron éxito por sus propias habilidades, en realidad todas sus actividades fueron por el bien de la mujer, solo para adquirir importancia ante los ojos de la mujer. Así es como estamos hechos.
(37195 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 3/6/11, sobre la Mujer)
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