La fórmula simple del milagro de Jánuca

Dr. Michael LaitmanPregunta: ¿Cómo puede ser que una pequeña jarra de aceite,  suficiente para un día, durara ocho días? Usted nos dijo que no hay milagros.

Respuesta: No fue un milagro, porque cuando llegamos al siguiente nivel, otras leyes operan allí. Ahí es posible que una pequeña jarra de aceite arda durante ocho días. Vemos que, incluso en nuestro mundo, a medida que nos desarrollamos, aprendemos a extraer energía de fuentes que antes no podíamos usar o, usamos fuentes conocidas de manera más eficiente, con una nueva calidad. ¿Quién hubiera pensado que un kilogramo de material, por ejemplo uranio, podría ser más eficiente que una montaña de carbón?

Pregunta: Entonces, ¿cuál es el secreto? ¿cómo puede una pequeña jarra de aceite arder durante ocho días?

Respuesta: Esto sucede gracias a nuestra conexión. Añadimos nuestra unión integral a esta energía de combustión, en lugar de la energía de una sola persona.

Al unirnos, nos elevamos de nuestro mundo mortal cerrado y delimitado por tres coordenadas, -tiempo, movimiento y espacio- al mundo del Infinito. No es sólo un aumento de ocho veces, como en el milagro de Jánuca; nos elevamos a un mundo infinito.

Soy científico, quiero saber, ¿cómo podemos multiplicar el mundo a dimensiones infinitas? Es sólo a través de nuestra conexión. De esta manera, cada uno se convierte en maestro del mundo integral, en lugar de un solo punto. Me conecto con siete mil millones de personas y tú también y él y cada uno de nosotros. Así que en lugar de ser yo mismo, estoy con siete mil millones y cada uno se conecta con los siete mil millones.

Estamos conectados y aumentamos el poder de nuestra unidad. Cualquiera que alcanza la intensidad de la conexión, conecta con aquellos que también están conectados con los siete mil millones, así, nuestro poder se multiplica infinitamente.

Y finalmente, nos convertimos en una esfera con un número infinito de conexiones, con cada conexión se obtiene la unidad de energía y comprensión mutua de la vida. Así es como ascendemos al mundo del infinito.

Es una fórmula matemática, científica, simple, así que no es un milagro. El milagro es sólo una cosa: que un judío ordinario que escuche esto, quiera poner en práctica esta unidad, al menos un poco.
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Del programa de radio Israeli 103FM 12/jun/15

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