Pregunta: ¿Cómo es que nosotros, en nuestra interconexión correcta, llegamos a conocer al Creador?
Respuesta: Existe una vasija y existe la Luz. El Creador sólo puede revelarse en la vasija, en la criatura. La criatura es un deseo de recibir (el deseo), que puede experimentar buenas o malas sensaciones, la presencia de algo, o la falta de algo.
Por otra parte, el Creador es una actitud. Conocer al Creador significa aprender Su actitud hacia nosotros. Y lo que debemos llegar a conocer no es a Él Mismo, sino específicamente Su actitud revestida en la materia o la Luz revestida en la vasija. Entonces, la Luz se viste en la vasija cuando la segunda adquiere Su atributo.
¿Qué es la Luz en su esencia? No lo sabemos. Pero el revestimiento de la Luz significa que deja su huella en la vasija. Para esto, el Kli debe estar “suave”, o en otras palabras, debe sentir la carencia y deseo por la Luz. Después de esto, la Luz deja una huella en la vasija, opuesta a sí misma, y la vasija debe descifrar esta contradicción en el sentido inverso, retornando de lo negativo a lo positivo para entender a la Luz.
Por consiguiente, necesitamos equipar nuestro deseo de recibir placer con una restricción (una pantalla) y la intención (la Luz Reflejada). Podemos sentir e interpretar correctamente la Luz junto con su formación de la pantalla y la Luz Reflejada en nosotros. Como resultado, sentiremos nuestra propia forma, pero es la Luz que la creó en nosotros y es por esto que llamamos a su forma con el mismo nombre, el nombre de la Luz.
En la misma forma, HaVaYaH es la forma del ser creado a quien se le ha nombrado como al Creador. Es la única forma en que podemos conocerle, a través de la forma, mientras que la esencia del Creador es inalcanzable para nosotros.
(23909 – De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 17 de octubre 2010, Y conociste este día y retornaste a tu corazón.)
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