La naturaleza no se está volviendo loca

Dr. Michael LaitmanDe vez en cuando parece que la naturaleza se volvió loca, pero, en realidad, no es la naturaleza la que enloqueció. Somos nosotros los que nos volvimos locos. Es tiempo de vernos al espejo y entender dónde nos equivocamos y calcular de nuevo la ruta, eso incluye un camino hacia un equilibrio integral de los sistemas.

Vivimos dentro del sistema de la naturaleza, que incluye los niveles inanimado, vegetal, animal y humano. En este sistema actúan todo tipo de fuerzas y todas están conectadas en una sola e inmensa red. Cada movimiento en la red, afecta todo lo demás.

El sistema de la naturaleza es un sistema cerrado, circular e interconectado, por lo tanto, aspira siempre a mantener el equilibrio. Este equilibrio se mantuvo, relativamente, hasta hace unas pocas décadas, la gente vivía confortablemente en el planeta y este les proveía de todo lo necesario. Pero, a partir de la mitad del siglo 20, perdimos los estribos.

La contaminación de aire, agua y tierra, es parte de nuestra vida; el planeta se calienta, la comida está llena de toxinas, nuevas enfermedades evolucionan en cuerpo y mente. Los esquemas que fueron establecidos para mantener nuestra salud y los convenios internacionales de restricción en la emisiones de gases de efecto invernadero, son violados una y otra vez. Esto es lo que ocurre cuando el dinero es quien gobierna el mundo y la gente prefiere ignorarlo

Quebramos el equilibrio de la naturaleza en todos los niveles. Y esto tiene su precio. Cambio climático y desastres naturales comenzaron a golpearnos una y otra vez.

La red humana

Paralelo a estos procesos, se fueron desarrollando conexiones entre humanos y naciones. Industria, comercio, economía, cultura y comunicación convirtieron al mundo en una aldea global. Se formó una red infinita de conexiones y creó interdependencia entre todos.

Con el fin de funcionar correctamente en esta situación, se necesita una actitud mutua positiva, pero esto es algo que no hemos desarrollado. Podríamos desarrollar sistemas de ayuda y apoyo mutuo alrededor del mundo y asegurar que todos tengan bienestar y así, mantener el equilibrio, pero nuestra naturaleza egoísta no nos permite entenderlo.

Poco a poco se fue creando una brecha que va creciendo. Una brecha entre la desequilibrada red de conexiones humanas y la red equilibrada de conexiones de las fuerzas que dirigen el sistema de la naturaleza

Nosotros podemos corregirlo

‘Nuestro planeta es lo suficientemente rico para proveernos a todos’ (Rabí Yehudá Ashlag – Baal HaSulam)

A pesar de que, supuestamente, hemos pasado la línea roja y el punto de no retorno, aún es posible corregir la situación. El planeta puede recuperarse y volver a ser un hogar confortable, próspero y fructífero para nosotros. El planeta podría sustentar, incluso, billones de personas, si aprendiéramos a vivir realmente como humanos.

Para esto, debemos coincidir en varias cosas. Primero, tenemos que preocuparnos de que todos tengan bienestar, no solo nosotros mismos. Segundo, entender que cualquier consumo más allá de lo que realmente necesitamos para una vida sana y equilibrada, nos destruye a nosotros y a nuestro hogar común.

Lo más importante es la relación entre la gente Debemos aprender a equilibrar nuestras relaciones. Consideración mutua, no hacer a los demás lo que no deseamos que nos hagan, tratar de apoyarnos y conectarnos amablemente. Hasta que, incluso, lleguemos a amarnos unos a otros. Los buenos pensamientos que cada uno tenga sobre los demás, sanarán al mundo.

‘Los ascensos y descensos de cada parte de la realidad  -dependen de los ascensos y descensos de la fuerza del pensamiento humano’ (Rav Kook, Tesoros de Rav Kook).

Laboratorio de desarrollo

¿Dónde debe comenzar esta ola positiva, que arrastre tras de sí a todo el mundo? Aquí, en Israel. ¿Por qué? Porque profundo en nuestro interior está marcada la gran ley ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’. La garantía mutua nos convirtió en una nación. Es cierto, no será fácil pues nosotros, los israelíes, tenemos también el ego más grande del mundo, pero no hay alternativa. El mundo necesita la cualidad original de Israel, como al aire que respira.

Para asistirnos en este proceso de corrección mundial, los grandes líderes de la nación desarrollaron el método de la sabiduría de la Cabalá, la sabiduría de la conexión. Se trata de un método científico que enseña cómo recibir la fuerza  positiva desde lo más profundo de la naturaleza, una fuerza que puede equilibrar el mal del hombre y ayudarlo a conectarse positivamente con su entorno. Si aprendemos a tratarnos bien, nos calmaremos a nosotros mismos, a la humanidad y al mundo, todo volverá a equilibrarse.

‘Cuando la humanidad alcance la meta… llegando al grado completo de amor al prójimo, cuando todos los cuerpos de los seres en el mundo se unan en un sólo cuerpo y un sólo corazón – toda la felicidad que la humanidad espera será revelada en su más alta potencia’ (Rabí Yehudá Ashlag, Baal HaSulam).

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