La profecía de Moisés

En el último día de su vida, Moises continuó hablando con los judíos reunidos. Comenzó con afirmaciones tranquilizadoras.

“Sé que estaban alarmados cuando escucharon 98 maldiciones de mí. Sin embargo, quiero asegurarles que a pesar de toda la adversidad, el pueblo judío no perecerá. Al final, esas maldiciones les servirán bien”. (“Comentario acerca del Midrash Rabá, Capítulo, Nitzavim”).

Moisés dice que tras todos los terribles golpes que el pueblo de Israel debe experimentar, cada maldición se volverá realidad. El profeta claramente habla de cada paso que el pueblo debe dar, pasar por ello, entender cuál es el problema, y corregirse.

Todo esto es un sistema de “un látigo que te lleva hacia la felicidad”. Sin el reconocimiento del mal, una persona no entiende lo que debe hacer.

Pregunta: ¿Por qué, tras las instrucciones, la segunda parte de esa frase siempre dice, “si no haces esto, te destruiré”?

Respuesta: Esto se refiere a aquellas cualidades egoístas de una persona que se marchitarán en el proceso de corrección. Primero es reconocimiento, después corrección, y sólo después de eso está dominar el deseo corregido.

Pregunta: ¿Es decir, es como un cohete que se deshace de algo en cada etapa y vuela hacia adelante. Pero lo que suelta en cada etapa regresa y será necesario para procesar esos deseos?

Respuesta: Sí, pero regresan en una forma diferente -en la forma de alcance y revelación.
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De Kabtv “Secretos del Libro Eterno” 9/ene/17

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