Cuando vine a estudiar a Rabash, yo tenía 33 años. Yo era una persona fuerte y exitosa, tenía una familia, casa y negocio exitoso. Le pregunté, «Ahora voy a invertir toda mi vida en ti.
Estaré a tu lado hasta el final, porque de lo contrario es imposible aprender algo. Estoy dispuesto a ir por esto, pero ¿cómo puedo estar seguro de que estoy en el lugar correcto? «
Rabash respondió que yo tenía todo el derecho de hacer esta pregunta. Sin embargo, tengo que elegir lo que el maestro quiere para aferrarme a esto por mí mismo. Nadie debe interferir o influir en mi decisión. Él dijo: «¡Ve y visita otros lugares!»
Pero después de tomar una decisión y elegir su lugar, debes desechar cualquier duda al respecto y no moverte de un lado a otro en el medio del camino. No puedes estar bajo ninguna otra influencia, sino la de tu maestro.
En otras palabras, si tú te conviertes en mi estudiante, estás obligado a recibir sólo mi espíritu y no escuchar a nadie más. Después de todo, tú estás desarrollándote y está prohibido que una persona escuche las opiniones de otros durante su crecimiento.
(31423 – De la Lección 2, de la Convención en el desierto de la Aravá 12/31/10)
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