La vida colectiva de la Luz y el deseo

Todos nosotros estamos incluidos como partes de un sistema general en el único estado que existe: el Mundo del Infinito. Existe como un sólo cuerpo, similar a un organismo vivo que se compone de varios sub-sistemas que transportan la sangre, la linfa, o los impulsos nerviosos. Todos estamos interconectados en el nivel del Mundo del Infinito como un organismo eterno que funciona como una máquina perfecta similar a la Luz que lo llena. El deseo y la Luz trabajan juntos en armonía.

Como en cualquier cuerpo sano, los procesos de expansión-contracción se llevan a cabo, tal como la respiración, el pulso y los latidos del corazón. Aunque el deseo de recibir placer y la Luz son contrarios, esta oposición crea una dinámica llamada «vida». Todos estos cambios producen la sensación de la vida.

Si sólo la Luz o el deseo existieran, nada podría sentirse en absoluto. La Creación siente su existencia porque la Luz y el deseo actúan en conjunción uno con el otro, o sea en armonía. A veces la Luz se expande y en otras el deseo toma su lugar. Todo esto hace que uno complete al otro.

A veces  la Luz es mayor ya que el deseo  disminuye intencionalmente y deja que la Luz actúe. Otras veces,  la Luz permite que el deseo funcione. Uno es más alto y luego el otro, como los columpios. Así es como permitimos que todos ascendamos.  Esta dinámica da nacimiento a la vida.

Funciona así en el Mundo del Infinito. Sin embargo, nuestro estado con toda intención es echado a perder de modo artificial para que podamos ver las «ventajas de la Luz mientras estamos en el estado de oscuridad«. Esto nos permite sentir nuestra oposición a la Luz y nos habilita a llevar a cabo nuestro propio esfuerzo para corregirnos. Sólo bajo esta condición somos capaces de apreciar la Luz.  

Si hubieras nacido perfecto,  vivirías «automáticamente» y nunca revelarías la perfección en su más profundo alcance. Esta es la razón por la cual las restricciones y  ocultamientos, el distanciamiento y la ruptura, se llevan a cabo, hasta el punto del total desprendimiento de la criatura con Creador. Y esta corrupción, existe sólo en nuestra percepción interna y en ninguna otra parte.

Me siento a mi mismo estando en algún cuerpo (pura ilusión) dentro de un mundo (imaginario)  sólo porque soy inconsciente. Yo existo en el Mundo del Infinito pero mi inconsciencia genera ciertos delirios imaginarios. Estos delirios son llamados «este mundo». Es el último, el más bajo, el peor de todos los estados posibles.

Por lo tanto, es obvio que debemos aplicar esfuerzo y ganar consciencia (sensación de perfección). Sólo después de conseguirlo nos daremos cuenta de su profundidad al máximo.

(De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 13 de agosto 2010, sobre Shamati # 34.)

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