Las dos fuerzas que crean al ser humano

Dr. Michael LaitmanEn general, nuestro proceso de desarrollo se trata de la expansión y la consolidación («respiración») que combina ambas fuerzas. Ellas se oponen entre sí y al mismo tiempo preservan la armonía mutua.

El mismo mecanismo natural puede aplicarse a las relaciones humanas. Nosotros también sentimos el desapego y la cercanía, el enfriamiento y el ardor.

Por lo tanto, pasamos a través de las mismas formas de desarrollo que el universo. La diferencia es que estamos en un nivel superior de conciencia. Es obvio que no podemos «dedicarnos» sólo a una de estas grandes fuerzas, dado que no sobreviviremos sólo al inhalar o solo al exhalar.

La vida es un contraste de opuestos. Si todo es bueno y maravilloso, si la dulzura no está marcada al menos por una gota de especias o de amargura, perdemos el sentido del gusto y no encontramos la esencia de la vida. Esta es una condición insoportable.

Sólo una combinación de ambas fuerzas (positiva y negativa) nos da una sensación correcta y una chispa de vida que emerge entre ellas. De lo contrario, todo se desvanece, se disuelve en la monotonía.

Pregunta: ¿Cómo ambas fuerzas, los procesos de expansión y consolidación, se manifiestan en la historia de la humanidad?

Respuesta: Por un lado, nos asentamos a lo largo de todo el mundo, nos separados y nos desapegamos unos de otros, odiamos a los demás, y luchar con ellos. Vamos más allá de las antiguas fronteras de los límites previos, sin desear observarlos, rompemos nuestros acuerdos, contratos, uniones, «liberándonos» a nosotros mismos de esta forma de nuestras responsabilidades.

La fuerza que nos empuja hacia este tipo de comportamiento es el egoísmo. Cuanto más alto es, menos que dispuestos estamos a conectarnos con alguien o con algo. Tampoco queremos deberle nada a nadie.

Por otra parte, la fuerza de consolidación y unión también nos afecta, haciendo que nos conectemos y nos agrupemos, promoviendo una sensación de que nos necesitamos unos a otros, que nos obliga a buscar las razones para unirnos, encontrar paralelo, y experimentar cercanía.

Hay una oportunidad a la inversa: la fuerza de expansión nos abre el corazón hacia el mundo entero, mientras que la fuerza de consolidación sale del egoísmo y nos hace buscar el beneficio personal en la conexión con los demás.

Todo depende de cuál de estas dos fuerzas forme nuestra concepción del mundo: buena o mala.

De una forma u otra, es la interacción entre ambas fuerzas la que origina una sensación de vida en nosotros. Es por eso que es muy importante equilibrar estas energías de manera que ambas estén orientadas hacia la dirección correcta.

Por ejemplo, tendemos a idealizar nuestras fantasías sobre la pareja «correcta» que se asemeja a dos «palomas». Sin embargo, en el mundo real, las familias están basadas generalmente en conflictos. Necesitan «especias», sin las cuales el matrimonio se vuelve insípido; se trata de «leños» que deberían ser añadidos al fuego del amor.

Entonces, ambas fuerzas tienen que ser aplicadas plenamente; aunque, ambas deberían conducir al logro de una meta única y unificada. Su combinación tiene que estar basada en el equilibrio y proporcionar una eficacia máxima que viene de una fuerza conjunta.

Pregunta: ¿Cómo podemos crear y mantener el equilibrio entre las dos fuerzas?

Respuesta: Nosotros debemos establecer una meta para ambas.

En esencia, son las fuerzas de otorgamiento y recepción, atracción y rechazo. No es importante, en qué nivel o en qué esfera se implementen, ya sea mecánica, electricidad, u otros campos de la actividad humana.

En este momento, estamos hablando de la influencia de las fuerzas dentro de nosotros y entre nosotros, a nivel sensorial. En consecuencia, debemos equilibrar la intensidad de nuestro egoísmo con la fuerza altruista de otorgamiento.

Inicialmente la fuerza de recepción nos domina: Queremos atraer y tener en nuestro poder todo lo que podría ser beneficioso para nosotros. Por otra parte, no deseamos que otros tengan todo lo que es bueno para nosotros. Este es nuestro estado original, genuino. Debemos encontrar la manera de equilibrar esta mala fuerza.

Nuestros esfuerzos para igualar la mala fuerza dentro de nosotros, nos llevará a un sistema en el que mantenemos una armonía interna como una célula sana de un organismo. En conjunto, las células vigorosas se reponer entre sí y tienen buen cuidado de sus vecinos. Si esto ocurre, se nos permite recibir de tal manera que podamos beneficiar aún más a los demás.

Por lo tanto, estamos formando un organismo general, todas las partes que están conectadas integralmente. Generamos un nuevo «cuerpo», una nueva vida en el nivel del hablante, por encima del inanimado, vegetativo y animado.

En otras palabras, el nivel humano no se trata de nosotros como somos hoy. En este momento, sólo nos ocupamos de la parte superior del nivel animado. Cuando construyamos un sistema correcto, será llamado «un Hombre» (Adam). En la medida en que éste contenga dos fuerzas que se compensen entre sí, empezaremos a sentir la naturaleza a mayor profundidad y amplitud.

Pregunta: ¿Qué nos falta hoy para ser capaces de crear un sistema que sea adecuado para el nivel humano?

Respuesta: Hay una deficiencia de la fuerza de otorgamiento. En este momento sólo actúa en nosotros el deseo de recibir.

Actualmente, estamos en transición desde el nivel animado a un nivel humano. Sin embargo, es sólo la fuerza de recepción la que cultivamos. Cualquiera de nuestras acciones de otorgamiento solo tiene el propósito de recibir cada vez más. Si no fuera por eso, no seríamos capaces de deshacernos de nada en absoluto.

Así que, sin importar lo que hagamos, todo lo que hay en nosotros es recepción, ya sea de forma evidente u oculta. El deseo de recibir lo gobierna todo, mientras que nosotros no tenemos la fuerza de otorgamiento en absoluto.

Sin embargo, si encontramos la manera de generar una fuerza de otorgamiento entre nosotros para equilibrar la energía de la recepción con la fuerza de otorgamiento y luego mantener el equilibrio entDre ambas fuerzas, nos convertiremos en una nueva criatura llamada un «Hombre». Crecerá en nosotros un nuevo tipo de conciencia. Este será construido sobre ambas fuerzas lo cual nos permite formar un sistema de otorgamiento por encima de la estructura de recepción. Cuando logremos construir ambos sistemas, detectaremos el nivel superior de la naturaleza, el nivel del hablante.

Hoy en día, todavía no hemos alcanzado este nivel. Nos falta la segunda parte de él, la fuerza de otorgamiento. Como resultado, no podemos estar conectados realmente y ahora nos parecemos a un montón de frutos secos en un saco que se mantienen unidos sólo con la ayuda de la presión externa; de lo contrario, serían simplemente dispersados.

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Del Kab.TV «Una nueva vida» del 3/2/14

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