Opinión (Philip Stephens, editor asociado del Financial Times): «La globalización ha tensado los lazos de interdependencia económica. Las amenazas a las naciones son de carácter claramente internacional, desde el cambio climático hasta las pandemias, el terrorismo y la proliferación de armas no convencionales hasta la migración masiva. El capital móvil, las cadenas internacionales de insumos y las conexiones de la era digital hacen que merme el poder de los estados individuales. La forma de recuperar las pérdidas de autoridad es actuar en correspondencia a esto».
«El estado de ánimo ha cambiado. Ya que los países en vías de crecimiento al obtener mayor poder se muestran renuentes a abrazar el sistema basado en las reglas, más aún porque las reglas en su mayor parte fueron escritas por los poderes establecidos. Por su parte, los Estados Unidos están dando un paso atrás en el rol de la policía global. Incluso la Europa posmoderna, donde el rescate del euro demanda otro salto hacia la integración, lucha con tensiones entre lo nacional y lo internacional».
«Pero unos Estados Unidos que enfrentan el reto de una China en crecimiento y son obstruidos por una Rusia morosa se han cansado del internacionalismo».
«El impulso unipolar ha dado paso a la era de la superpotencia autosuficiente. Más que ningún otro, los Estados Unidos tienen la geografía, los recursos naturales y la economía para permanecer al margen. Ahora prefieren las coaliciones entre simpatizantes que los grandes designios multilaterales».
«En Europa, las cosas son más complejas. Las 17 naciones de la eurozona están comprometidas por tener más soberanía compartida, pero la crisis del euro ha despertado los fantasmas nacionalistas».
«Esta interdependencia es una realidad inescapable para estados grandes y pequeños. Los estados de ánimo nacionales podrán haber cambiado pero el hecho de la globalización no. Si acaso, la difusión del poder del estado hacia actores externos se ha acelerado».
«Como un continente envejecido con una porcentaje de la producción global en rápido declive, Europa tiene que actuar como alguien que quiere preservar sus valores e intereses».
«La paradoja con la que nos quedamos es un mundo en el cual la soberanía del estado es a la vez muy apreciada y, cuando se define adecuadamente como la habilidad de actuar, es cada vez más inefectiva. Los estados comparten un inevitable interés en reemplazar el viejo orden con nuevos arreglos para reconocer las metas mutuas al igual que las nacionales».
Mi comentario: Sólo al corregir la naturaleza humana y las relaciones podemos combinar todos los requerimientos de la Naturaleza y de la sociedad moderna. Los opuestos pueden conectarse sólo elevándonos por encima de la naturaleza, no importa cuán poco factible parezca, pero por primera vez la humanidad está en una transición consciente del grado Animado (natural, egoísta) de existencia al grado Humano, comportamiento altruista consciente.
(110442)
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