Pregunta: ¿El mundo ha entrado ya en el período de las plagas de Egipto, o aún están adelante?
Respuesta: Están adelante. Y, sin embargo, no debemos comparar las etapas anteriores de desarrollo con las que nos esperan. En verdad, la naturaleza material de nuestro camino poco a poco se sustituye por el espiritual.
Trata de decirles a tus ancestros que vivieron hace algunos siglos que tienes todo lo y aún no estás satisfecho con la vida. Para ellos, vives una vida fabulosa. En tu casa, hay un dispositivo en la pared que hace correr el agua cuando lo abres. Tienes un botón que al pulsarlo, hace que la luz brille más brillante que el día. Y tienes una pantalla que te muestra una vista completa de todo el mundo.
La gente simplemente no entendería que te falta. Y, en medio de toda esta abundancia, tú no sabes qué hacer contigo mismo. La riqueza interior de tu hogar y tu mundo significa cuan vacío estás por dentro.
Por lo tanto, las plagas de Egipto no son problemas corporales, sino interiores. Una y otra vez, descubres la falta de llenado interno, cada golpe llega más y más profundo en un deseo complejo, de múltiples capas. Sin embargo, estas plagas toman lugar muy rápidamente, penetrando los sentimientos internos de una persona. En lo exterior todo está en calma, uno no necesita estar enfermo o sufrir físicamente.
Por supuesto, si no tomamos ventaja de la Luz, las plagas llegarán en forma de desgracias corporales. El principio es simple: Si avanzamos en la dirección espiritual nosotros mismos y el mundo, las plagas tomarán más una forma espiritual. Si fallamos y el mundo no elige la espiritualidad, las experimentará en una forma material.
En los escritos de La Última Generación, Baal HaSulam escribe que incluso puede haber guerras mundiales, seguidas por un enorme sufrimiento. Pero debemos tratar de sufrir estos golpes internamente. La Torá y el método de la Cabalá proporcionan al hombre una oportunidad de hacer todo el análisis muy rápido al completarlo internamente, sin la participación del mundo corpóreo.
(30701 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 12/24/10, «La perfección en la vida»)
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