Le doy toda mi fuerza a mi decena

La primera etapa del trabajo espiritual es adquirir conciencia del trabajo en la decena. Lo principal es que todos la apoyen y no dejar que nadie pierda la impresión de la grandeza del grupo, del Creador, del camino ni de nuestro destino especial que es un gran regalo.

Esto se confirma durante el descenso, cuando no sentimos satisfacción, pero deseamos permanecer en estado de otorgar por el bien del otorgamiento Jafetz Jesed. Es decir, perdí todo, hasta mi camisa, pero no siento deficiencia. Si no tengo nada, está bien que no tenga nada; si tengo algo, también está bien. Trato de seguir una «regla» estoy contento con lo que recibo y no exijo más. Está escrito: «un Jasid es alguien que está contento con lo que tiene». La alegría es signo de la Luz de Jasadim, del estado de Katnut, el estado pequeño.

Si nada brilla para mí y no tengo satisfacción, también me siento bien. Lo acepto como una oportunidad desde arriba para comprobar qué estoy haciendo ¿estoy en Jasadim, en estado de Katnut? Si no estoy contento y exijo satisfacción, si maldigo la oscuridad, entonces no he alcanzado el estado de Katnut.

De hecho, no estoy en oscuridad porque la Luz superior llena todo el universo. La Luz superior es misericordia, Jasadim, pero no la siento. Por eso, el trabajo comienza cuando logro el estado de Jafetz Jesed. Esto ya es fe, aunque no completa. Habrá iluminación de Jojmá, pero por ahora, aún es Jasadim.

Se comprueba en el momento en que la Luz se apaga y sentimos oscuridad en nuestro deseo de recibir ¿podemos estar de acuerdo en que lo único que necesitamos es permanecer en el camino siguiendo a los amigos y al Creador a pesar de la oscuridad? Es decir, trabajamos «por la noche», elegimos la dirección correcta para «hacer un Rav y comprar un amigo», para asistir a la clase todos los días. Esa actitud en todos los estados por los que el Creador nos lleva, será la prueba correcta de nuestro trabajo.1

Primero, alcanzamos el estado pequeño, Jafetz Jesed, otorgar por el otorgamiento, Jasadim. Luego, dentro de la Luz de Jasadim, recibimos la iluminación de Jojmá para transmitirla a otros. Para otorgar a otros, necesitamos usar nuestro propio AHP.

A otros les damos Jasadim, corregimos el deseo de otorgar en ellos, pero necesitamos utilizar nuestro deseo de recibir. La Luz de Jojmá se revela en nuestro AHP y transmitimos la Luz de Jasadim desde GE (Galgalta VeEynaim) del inferior. Es decir, «la sangre se convierte en leche».2

Debo dar toda mi fuerza a mi decena para que mis amigos puedan conectarse. Tomo de ellos su deseo, la grandeza del Creador, la grandeza de la meta, como está escrito: «Todos ayudan a su amigo». Nadie puede ayudarse a sí mismo. Uno solo, sólo puede alcanzar el estado de Jafetz Jesed, otorgar por otorgar, hasta cierto punto y no más.

Después debemos desarrollarnos en relación con la decena, guiarlos al estado en el que los amigos no tienen deficiencia. Estamos conectados sólo en otorgamiento mutuo. No quiero nada para mí, pero tengo que dar a los demás, abro mis deseos de recibir para otorgar y permitir que el amigo me otorgue.

Por ejemplo, cuando iba a visitar a mi madre, siempre le decía que tenía hambre para que ella pudiera darme de comer y disfrutara. Para mí, no era recibir porque sabía que ella quería darme más de lo que yo quería comer y tenía que darle esa oportunidad. Es lo mismo entre amigos, porque de lo contrario, no nos desarrollaremos unos a otros. Está escrito: “Vayan y ganen unos por otros”. Nadie puede ganar por sí mismo.3

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 24/ene/19, Escritos de Rabash, volumen 1, artículos “Peldaños de la escalera” y “Haz para ti un Rav y cómprate un amigo – 1” (1985)
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3 minuto 32:25

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