Lo que cambió en mí es lo que me llena

dr. michael laitmanBaal HaSulam, «Introducción al Libro del Zóhar», ítem 9: Y la única diferencia entre las almas y Su esencia es que las almas son una parte de su esencia (Atzmutó).

Esto significa que la cantidad de Luz que ellas reciben en su Kli, que es el deseo de recibir, ya está separada del Creador… Por lo tanto, la única diferencia entre ellas es que una es un «todo» y la otra es una «parte», como una roca que es esculpida de una montaña.

Aquí, sin depender de nuestro nivel actual, encontramos algo que nos diferencia de Su esencia (Atzmutó). Tomamos la «sustancia», es decir el deseo de recibir, e investimos la forma de la sustancia. Es decir, en eso reacciona el deseo de recibir a Su esencia, éste recibe algún tipo de forma. Pero esta forma también es sustancia y no el llenado en el sentido habitual de la palabra.

Podemos echar agua de una botella en una taza y así, en vez de la forma de la botella, el agua toma la forma de la taza. Pero este cambio sólo ocurre en el mundo de la imaginación, y de hecho no existe, porque no hay un cambio fundamental en la esencia misma de la materia.

En la espiritualidad esto nos habla del deseo de recibir, en la cual su cambio es su llenado. Nosotros les damos nombres a las vasijas y a las luces que se extienden en el Partzuf. Cada nombre es una estructura que consta de las cuatro letras, HaVaYaH (Yud, Hey, Vav, Hey), es decir, de las cuatro fases que aprendemos.

Y a continuación, todo depende del nivel en que se encuentran estas fases, cómo se dividen y se conectan entre sí, de la forma en que ellas reciben de la Luz infinita que todo lo incluye. En este mundo del Infinito se encuentra algún tipo de percepción de la realidad, el deseo de recibir, que es distorsionado y doblado y cambiado de manera particular por la Luz.

De esta manera, la sustancia del deseo siempre permanece y tiene esta forma u otra que recibe de la Luz. Los formas están divididas en cuatro formas generales: inanimada, vegetativa, animada y hablante, en sentido espiritual, pero además obtienen todo tipo de tamaños y personajes en todo tipo de formas de relación.

Por tanto, la Luz influye en el deseo en todas las estructuras posibles de HaVaYaH que se encuentran en el sistema general y el deseo adquiere algún tipo de forma. Y nosotros estamos hablando de este objeto, de la sustancia y de la forma que se inviste en la sustancia. Y esta forma puede ser Klipá (impureza) o Kedushá (santidad). Pero la sustancia sigue siendo la misma sustancia, el deseo de recibir.

Surge la pregunta: ¿Por qué le llamamos «Luz» a la forma? Porque yo recibo los cambios a partir de alguna causa que influye en mí. Y de acuerdo a los cambios en mí, gradualmente puedo volverme consciente de ella. En esencia, me vuelvo consciente sólo de la relación hacia mí. Esta es la razón por la cual el Creador es llamado: «Ven y ve» (Bo Re). Sólo yo puedo ver y percibir esto, y nadie más, y percibo la forma investida en la sustancia. El Creador se «inviste» en la criatura y esto hace que sea posible que yo le llame el Creador. Porque, de esta manera, puedo sentirlo, entrar en contacto con Él. Él me dio mi forma.

Y de acuerdo con esto, «A partir de Tus acciones nosotros Te conocemos «. «Su obra» soy yo. Y a través de lo que haces Tú conmigo, me hago consciente de Ti. Sólo de esta manera se realiza el alcance espiritual. Todo el resto es filosofía y es erróneo.

(124493)
De la 2° parte de la lección diaria de Cabalá del 12/31/13, Escritos de Baal HaSulam

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