No te saltes los peldaños, los necesitarás más tarde

Pregunta: ¿Por qué necesitamos todos esos miles de años de desarrollo, reencarnaciones, y sufrimiento si el cambio mayor sólo está ocurriendo hoy?

Respuesta: Se supone que el deseo de recibir placer debe pasar por todas esas etapas y en cada una de ellas, no importa cuán pequeña, llegue a una conclusión consciente de que su estado actual es malo y necesita continuar el viaje, añadir otro gramo de deseo, y ascender un milímetro más alto hacia una nueva cualidad.

En cada nuevo grado, todo parece estar bien, pero unos momentos después otra vez careces de algo, y algo está mal. Otra maldad se despliega, a tal grado que ya no la puedes soportar. Al principio, todo era tan bueno, y ahora me está matando, y tengo que ascender al siguiente peldaño.

Así, escalamos por una gran cantidad de peldaños, encantados al principio de cada uno y retorciéndonos de dolor en el final. Sin esas impresiones, no experimento el contraste entre la Luz y la oscuridad y no adquiero una vasija construida a partir de esos aspectos opuestos de la percepción. Sin la vasija, no tendré con qué acudir a la Luz de Infinito.

Por lo tanto, tengo que andar por todo este camino, escalar miles de peldaños, habiendo absorbido el deleite y el horror de cada uno de ellos. Así llegamos al último peldaño de la escalera, e incluso ahora, en el estado de amor y otorgamiento, aun caemos, justo como lo hizo Rabí Shimon, quien se convirtió en un «mercader en el mercado» antes de llegar a la corrección final.

¿Qué clase de estado es ese? ¿Dónde cayó? En el peldaño número 124 que precede al último, descubrió que es el peor peldaño de todos, donde se sintió como «Simón del mercado». Y entonces, una vez que ha experimentado la diferencia con el próximo peldaño, ascendió a la perfección final.

Mientras más hayas ascendido, peor te hace sentir tu estado actual ya que se convierte en un estado preliminar para el siguiente. Este grado actual se siente tan mal que ya no lo puedes soportar. Al final, al haber acumulado todas tus impresiones positivas y negativas, las elevas. Lo negativo construye la profundidad de tu vasija, mientras que lo positivo se convierte en tu respuesta al otorgamiento, y de esa manera adquieres una vasija completa.

Esperamos un cierto «salto», y no hay ningún salto. Un niño de un año no puede dar un salto y convertirse en un niño de cinco ¿Puede en realidad saltarse un proceso lento, gradual de crecimiento? Esos años le harán falta toda su vida. Su percepción en todas las áreas del mundo estará distorsionada. La preparación de la vasija es necesaria, y no puede ser evadida.

(42961- De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 13 de Mayo del 2011, «La Libertad»)

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