Presionados entre el bien y el mal

Pregunta: ¿cómo puede existir la “inclinación al mal”, si solo existe el Creador y no existe nada más que Él?

Respuesta: ¿Y quién creo esta “inclinación al mal” si no existe nada más que el Creador? El Creador creo este mal. Y este vive bajo la supervisión del Creador. El Creador lo controla; Él lo engendro; es Su hijo, como está escrito: “Yo he creado la inclinación al mal”.

Pregunta: Pero el Creador es bueno y hace el bien, entonces ¿cómo se puede derivar el mal de Él?

Respuesta: El bien que hace bien creó esta “inclinación al mal”, como es dicho: “el resultado final está en el pensamiento inicial”. De hecho, si tú decidiste crear algo aparte de ti, para que tu creación alcance tu nivel y si quieres asistirlo con todo tu corazón y alma, con todo lo que tú tienes, entonces no tienes ninguna opción: Tú tienes que crear una vasija en él, un deseo que será exactamente acorde con tu cantidad, cualidad, entendimiento, alcance propio y todo lo demás, pero con una impresión inversa. Y esto es exactamente lo que el Creador hizo.

Por lo tanto, la “inclinación al mal” es la creación entera; no se requiere nada más. Nosotros no lo entendemos. Pensamos que hay objetos materiales, por ejemplo un lápiz. ¿Por qué no? Después de todo, tú ves que existe. Tiene un color, forma y peso. Pero en la espiritualidad no existe. En la espiritualidad, uno existe solo si tiene una esencia individual, algo propio, en lugar de existir solo porque alguien lo creo a él o a ella.

Digamos que un lápiz no existe en la espiritualidad ya que no hay una acción que venga de él, no hay deseo de ser similar al Creador. Por lo tanto, no existe en la dimensión espiritual. Todo lo que vemos en nuestro mundo no existe en la espiritualidad. Este mundo no existe porque es una realidad que no tiene movimiento personal hacia la equivalencia con el Creador, en ningún objeto o en ningún deseo.

Por esta razón, si vamos a crear un ser, debemos programar en él la habilidad de moverse de manera autónoma, independientemente. ¿Qué tipo de criatura creo el Creador? Fue la “inclinación al mal”. Pero ¿tiene esta “inclinación al mal” su propia habilidad para moverse? ¿Es realmente independiente y respetable? Sí, sí lo es.

La inclinación al mal es la línea izquierda en la espiritualidad, la cual se opone al Creador, lo entiende y desea ser opuesta. Allí comienza todo. La inclinación al mal no comienza con mi deseo de engullir comida o de dormir.

Después que atravesamos la preparación en este mundo y que cruzamos el Majsom, entonces por un lado, recibimos la “inclinación al mal,” la línea izquierda, la  recepción y por el otro “la inclinación al bien,” la línea derecha, el otorgamiento. Y es nuestro trabajo restablecer la línea media.

En el lado izquierdo esta la “inclinación al mal”, el Faraón, quien proclama: “¡yo gobierno!” y esté solo está después del Majsom. Y en contra de él, está la fuerza superior, el otorgamiento. En cuanto a nosotros, estamos en la línea media.

Esta es la “inclinación al mal” creada por el Creador, mientras todo lo que tenemos durante nuestra preparación en este mundo es solamente existencia animada, ni buena, ni mala. De esto no es de lo que estamos hablando. Y así, este mundo no existe; es imaginario y no tiene ni bien, ni mal.

Las inclinaciones al “bien” y al “mal” existen solo en la espiritualidad. Tú eres los dos ángeles, las dos fuerzas, los dos sirvientes. ¿A quién sirven ellos? Sirven al hombre que esta construyéndose a sí mismo, es decir a su propio deseo, a “sí mismos”, a ambos. Esto es lo que desea el Creador.

De ahí, ¿cómo puede realizarse mi “Yo”, si no tengo dos fuerzas que puedan construirme en el medio, entre “pro” y “contra”, al tomar mi propia decisión? Por lo tanto, el Creador intencionalmente creo la “inclinación al mal” como la fuerza opuesta a Él. Después de todo, el otorgamiento, la “inclinación al bien”, es el Creador mismo.  Entonces, entre estas dos fuerzas, en la parte media de Tifferet, entre sus tercios superior e inferior, hay un espacio para el hombre.

Esta es la única forma en que puedes construir un espacio libre o el punto del libre albedrío. La libertad yace solo entre dos estados estrictamente definidos que presionan en ti en ambas direcciones y tú debes escoger entre ellos.

El punto de libertad, el punto de elección, de libre elección, es la elección que tú haces en el espacio estrecho y contraído entre las cuchillas de las tijeras. Imagina esto: Dos paredes de repente comienzan a moverse y nos aplastan entre ellas… Esto es lo que es la libertad. Y mientras más alto te eleves en los escalones de la escalera espiritual, más angosto se hace el espacio entre ellos y más fuerte te presionan. Pero es de esta presión, de la horrible tensión entre ellos, que tu encuentras tu expresión de yo.

(42860 – De la 2º parte de la lección diaria de Cabalá del 12 de Mayo del 2011, El Zohar)

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