Pasar el mensaje del Arí

Los seres creados tienen que ejecutar el pensamiento y el programa del Creador y acercarse al propósito de la creación. En ese proceso hay una cadena de acciones que hacen las piezas rotas de la creación, se unen y se conectan en un alma, como fue antes del pecado del Árbol del Conocimiento, antes de la destrucción del alma común. Las partes que conectan el alma se llaman cabalistas.

Estas partes del alma son muy diferentes entre sí y corrigen la destrucción, una tras otra. Vemos que los cabalistas son diferentes unos de otros, en sus escritos y en cómo cumplen su misión. Hubo almas especiales y sobresalientes a lo largo de la historia, es decir, durante el proceso de corrección: el alma de Adam HaRishón y sus discípulos, separados veinte generaciones de Abraham (Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Aarón, José, David…), el rabino Shimon, el rabino Moshé de Leon, Rambam y otros cabalistas hasta hoy.

En esta cadena, hay un alma muy especial, extremadamente preciosa para nosotros, incluso más que Rashbi y Baal HaSulam; el Arí (Isaac Luria). Este hombre nos abrió la sabiduría de la Cabalá. Sin él, ni una sola escritura de los cabalistas posteriores nos habría llegado y por lo tanto, para nosotros como «usuarios» de Cabalá, el Ari es especialmente importante.

Del Arí en adelante, Cabalá comenzó a desarrollarse y adaptarse a los tiempos modernos y en consecuencia, hoy estamos más cerca de la redención, todo gracias al Arí. Por supuesto, esto incluye el gran trabajo de Baal Shem Tov, de Baal HaSulam y de Rabash. La naturaleza de la misión de Baal HaSulam fue similar a la del Ari y la de Rabash fue más como la de Baal Shem Tov. Antes de todos ellos, está Rashbi, que trajo al mundo la luz de la corrección final que ayuda, empuja y atrae a todos a la corrección.

Sin embargo, el Arí es un punto muy importante en la historia de la humanidad, nosotros apreciamos mucho a este cabalista y su contribución o mejor dicho, apreciamos cómo el Creador, a través del alma del Arí, nos ayudó a acercarnos más al propósito de nuestra vida.

El Arí enseñó en el norte de Israel sólo por año y medio y murió. Pero las acciones de su alma fueron suficiente para despertar una gran luz en el mundo. Gracias al Arí, esta iluminación en forma de la Luz que nos rodea, alcanza a todos y trae un gran despertar para todas las generaciones después de él. Toda su vida, sus escritos, su grupo y las obras que dejó, tanto escritas como orales, son extremadamente ocultas y vagas. Sin embargo, vinieron otras almas, como Baal Shem Tov y Baal HaSulam, ellos continuaron el trabajo del Arí con gran devoción y fuerza.

Hoy que conmemoramos al Arí debemos sentir todo lo que le debemos a esta alma, a través de la cual el Creador hace tanto para acercarnos a la sabiduría de la Cabalá. Tenemos que recibir el mensaje del Arí y pasarlo.

De la 3a parte de la lección diaria de Cabalá 16/jul/18, «Conmemoración del Arí».

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