Siempre tenemos una impresión del deseo y una impresión de la Luz (Reshimo de aviut y Reshimo de itlabshut), cuales no corresponden uno al otro (A/B).
Es decir, sentimos que podemos recibir una Luz más grande, que ahora podemos contener dentro de nosotros mismos. ¡Y esto es muy bien!
De aquí proceden todas nuestras cualidades: la envidia, la ambición, las aspiraciones al poder y hacia la gloria.
Si yo soy una célula que siente un deseo a algo especifico (A), ¡entonces veo en mi alrededor solo lo que se relaciona a “A”!
Pero si tengo una referencia adicional “B”, entonces ya veo algo que corresponde a este “B”.
La diferencia entre los Reshimot (la inscripción de los datos) del deseo y la Luz del placer me da la posibilidad de ver “la hierba de mi vecino” siempre como si fuese más verde que la mía.
Es decir que puedo envidiar, entender más, compararme con los demás: ¡reconocer que existen tales personas, quienes son más grandes que yo! Saber que existen otros escalones ya es una cualidad humana.
Este desequilibrio nos empuja al desarrollo. En los Reshimot de nivel inanimado, vegetal y animal no existe este desequilibrio.
Sólo el ser humano tiene este desequilibrio debido a su especial forma espiritual.
(Extracto de la lección sobre el artículo Preámbulo a la sabiduría de la Cabalá (Ptijá), correspondiente al 16 de abril 2010)
Material Relacionado:
El sistema binario el deseo y la luz