Preparación para el congreso 2019, en el desierto

Para dar alegría al Creador, debemos tener un deseo común, pues el deseo individual no es suficientemente fuerte para ser efectivo. El Creador es el resultado de nuestra unidad y sólo se puede alcanzar, en el centro de nuestra conexión, en el centro de la decena. Si aspiramos a lograr un deseo común desde ese punto, podremos conectarnos al Creador.

Desarrollamos y hacemos crecer ese deseo en calidad y cantidad. Lo principal es que cada uno pruebe, a cada momento, qué deseo tiene en su interior y su determinación para contribuir al deseo común, a Maljut común, para ir al Creador.1

El depósito (vasija) del amor, es la fe. Amor es la Luz de Jojmá que se transforma en Luz de fe, Luz de Jasadim. Necesitamos desarrollar esa vasija en nosotros, para recibir Luz de amor por el Creador.2

Está escrito que otorgar al amigo es igual a otorgar al Creador. Respecto a mi deseo de disfrutar, no importa si otorgo a la decena, al grupo, al mundo o al Creador. Pues, me separo de mi deseo y no recibo en él. Pero en otorgamiento, sí hay diferencia en dar a los amigos o al Creador.

Está escrito; si el hombre alcanza amor y otorgamiento puros hacia el amigo, también lo hace hacia el Creador. Con ayuda del estudio y del trabajo en la decena, debo cambiar mi actitud hacia los amigos para, en ellos, ver las cualidades reales del Creador. Así, mi amor por los amigos será tan completo, que ahí se revelará el amor por el Creador.3

¿Cómo puedes seguir con el mismo poder y entusiasmo si descubres que todas tus acciones son egoístas, por poder, por orgullo, por ambición y opuestas a la intención correcta? Entendemos que actuamos con egoísmo y que nuestras intenciones y acciones necesariamente son en bien propio. Pero al mismo tiempo, deseamos ir en dirección opuesta. Es decir, «salir del exilio en Egipto».

Estamos bajo el poder de nuestro ego, de la intención personal, en actitud egoísta hacia el grupo. Debemos ser conscientes y al mismo tiempo, seguir actuando con esperanza de que nuestras acciones se vuelvan altruistas. Incluso si aún no tenemos la intención correcta, sino sólo acciones, atraeremos la Luz que reforma.

Si nuestras intenciones fueran altruistas, estaríamos trabajando con la Luz interior. Ahora trabajamos con la Luz circundante, esa es la diferencia: no hay intención de otorgar. Aunque si estamos en el ego, en intención personal, pero organizamos acciones para dar, despertamos la Luz circundante.

Existimos en un mundo de acciones. Podemos despertar la Luz que reforma aún estando en la forma opuesta. Esto distingue a los que tienen el punto en el corazón. Pueden sentir la existencia del otorgamiento, del Creador, de la conexión altruista, pero no pueden alcanzarla. Entienden el poder del otorgamiento, pero se encuentran en el estado opuesto. Por lo tanto, con sus acciones pueden atraer la influencia del grado de otorgamiento llamada Luz que reforma.

Sólo el que es egoísta y tiene el punto en el corazón, dos cualidades opuestas, puede hacerlo. Dentro de su ego, actúa forzado según su naturaleza, está en exilio, es esclavo del faraón. Pero al mismo tiempo, el punto en el corazón lo obliga a tratar de otorgar, escapar de la esclavitud y salir del exilio. Cuando siente un rayo de esperanza, vuelve a sentir que no puede liberarse del ego y así sigue. Hasta que «los hijos de Israel suspiraron a causa del trabajo… y su grito se escuchó arriba».

Estas dos cualidades opuestas existen sólo en Israel, en aquellos que desean ir directo hacia el Creador. Se dan cuenta de que están bajo el control del deseo de recibir y al mismo tiempo, quieren otorgar, elevarse por encima de sí mismos. Para ellos, no es filosofía ni psicología, sino el propósito real de su vida. Se les dio ese deseo dentro del deseo, un punto espiritual dentro de su ego.4

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá, 27/ene/19, «Dar satisfacción al Creador» (preparación para el Congreso 2019 en el Desierto)

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2 minuto 5:00

3 minuto 39:09

4 minuto 58:45

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