Todo nuestro trabajo tiene como fin la preparación. Nuestra tarea no es borrar el egoísmo que se revela en nosotros, sino estar siempre preparados para percibir que es la Luz Superior, el Creador, que nos revela este egoísmo. De inmediato debemos discernir en éste la Luz como amarga, sin que deje de ser una señal feliz de nuestro desarrollo.
Nuestras almas (el deseo y la Luz) ha pasado por un descenso gradual y ahora debemos revelar los mismos grados o estados desde abajo hacia arriba. Tenemos que experimentarlos con todo y sus detalles, pues de otra forma habría un daño en el Kli general, en el Final de la Corrección
Somos incapaces de cambiar el destino, ya que desciende de arriba hacia abajo. No obstante, podemos estar preparados para observarlo y percibirlo en forma distinta. Las sensaciones desagradables en el egoísmo, que es el deseo de disfrutar, las provoca el hecho que nos identificamos con el ego.
Sin embargo, si yo asciendo por encima de éste y me preparo para ver sólo los cambios positivos en todo lo que proviene del Creador, entonces la revelación desagradable de los mismos estados del egoísmo los percibiré como buenos, positivos y útiles. Me sentiré agradecido por ellos.
Cuando comienzo a percibir la actitud del Creador hacia mí en forma diferente, todas mis transgresiones intencionales y no intencionales se convierten en oportunidades para corregirme y lograr el otorgamiento, y por lo tanto, estas transgresiones se transforman en mis méritos. Por consiguiente, todo depende de mí y de mi preparación.
(22816 – De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 7 de octubre 2010 sobre, El justo se siente el bien y el justo se siente mal.)
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