¿Qué podemos añadirle al trabajo del Creador?

thumbs_Laitman_043Escritos de Rabash, «Y los hijos hacían estruendo dentro de ella»: El comienzo del trabajo es llamado Ibur (concepción), cuando la persona comienza a trabajar siguiendo el camino de la verdad. Cuando ella pasa por las aberturas de la Torá, cuando despierta en la persona la fase de Jacob y ella quiere seguir el camino de la Torá, y cuando pasa las aberturas de la adoración de ídolos, cuando la fase de Esaú se despierta para salir.

Y nosotros debemos explicar esto, dado que la persona tiene una vasija de recibir por parte de la naturaleza, llamada amor propio, que es la inclinación al mal, y, al mismo tiempo, tiene el punto en el corazón, el cual es su inclinación al bien, cuando entra el trabajo a fin de otorgar. Esta es la fase de Ibur, que se deriva de la palabra hebrea transgresión (Avera), y de esta forma experimenta ascensos y descensos y no es estable y se ve afectada por el entorno y no tiene poder para superarlo.

Como resultado, cuando pasa por un entorno que se dedica a la adoración de ídolos, lo cual significa amor propio, y se despierta en ella la fase del amor propio de salir del ocultamiento hacia la revelación y el dominio del cuerpo, entonces no tiene poder para hacer otra cosa sino lo que le concierne a su deseo de recibir.

Cuando pasa por un entorno que se involucra en acciones con el fin de otorgar, se despierta en ella la fase de Jacob de salir del ocultamiento hacia la revelación y las acciones a fin de otorgar dominan el cuerpo.

Y así, una y otra vez, y esto continúa día tras día en el trabajo, y quienquiera que trabaja con más diligencia, puede experimentar estos estados cada hora, y sentir que los estados cambian.

Todos los ascensos y descensos por los que pasamos nos los dan para que podamos reconocer que dependemos totalmente del trabajo del Creador, el cual nos afecta. Por lo tanto, nuestro trabajo es llamado el trabajo de Dios. Él es el único que opera, y esa es la revelación más importante que alcanzamos desde el principio hasta el final de nuestro camino espiritual.

A medida que ascendemos hacia el mundo del Infinito, se nos convence de que hay una fuerza y que no hay nada además de eso, y que Él es bueno y benevolente. Sólo que esta fuerza actúa en toda la creación, es decir, en todos nuestros deseos que retratan nuestra realidad.

Tenemos que estar preparados para descubrir que sólo existe la fuerza superior de amor que domina todo lo que hay a nuestro alrededor, y que no soy yo, o cualquier otro factor quien lo hace. Mis intentos por aclarar esto significan que yo elevo una oración, MAN. Así, descubro que estoy realmente bajo su dominio total. Sólo existe una fuerza que opera por dentro o por fuera de mí, y que llena todo mi mundo. Descubrir esto por primera vez significa alcanzar el primer nivel espiritual llamado Ibur.

Al principio, yo descubro esto de forma pasiva en el estado de Ibur, pero más tarde, cuando crezco y nazco en el mundo espiritual, me vuelvo activo. Esto no sólo significa estar bajo la influencia del entorno, sino atribuirlo todo a una sola fuerza a fin de descubrir dentro de mí el atributo de Jacob, el atributo de otorgamiento, y escapar de la influencia del entorno egoísta que es el atributo de Esaú. Después de nacer, yo realmente me pongo a trabajar con los deseos que se revelan en mí y los utilizo con el fin de revelar al Creador, la única fuerza que opera en toda la realidad.

Resulta que es el Creador quien se prepara todos los estados para mí y quien me involucra en ellos. Entonces, resulta que no sólo Él arregla todos los estados para mí, sino que además él determina mi reacción hacia ellos. Esto significa que Él maneja no sólo mi externalidad, sino también mi interioridad, «Por delante y por detrás Tú me has rodeado». Así, descubro que el Creador está en todos mis deseos, pensamientos, decisiones y mis respuestas.

Al final, resulta que yo no tengo más que un punto de perspectiva desde el cual previamente le atribuí todo a mi dominio solamente, y ahora se lo atribuyo todo al Creador, como resultado de mi profunda aclaración, en todas mis sensaciones en los buenos y en los malos estados, en mis decisiones, al establecer la línea media en mi trabajo interno. De esta forma alcanzamos la ruptura de abajo hacia arriba y con ello, aprendemos acerca del trabajo del Creador en nosotros, que ha preparado todos los detalles para ello.

Así estudiamos la HaVaYaH que el Creador creó de abajo hacia arriba. De este modo, nos elevamos al mundo del Infinito con el fin de ver, conocer y sentir el plan de la creación que está incorporado en esta HaVaYaH inicial, y por lo tanto está incorporada en ella. Dentro de esta HaVaYaH nosotros agregamos nuestro trabajo llamado Elokim, Maljut trabajando junto con Bina, y luego somos incorporados en la copulación de HaVaYaH Elokim, el Creador y la creación.

Todo nuestro trabajo es descubrir al Creador como la fuerza que opera en todo: en la preparación de todas las fuerzas, en las conexiones, en la planificación de cómo pasamos a través de los estados, dónde estamos equivocándonos, a fin de alcanzar la profundidad total de la creación, la profundidad del plan original del Creador llamado el plan de la creación.

Los niveles de crecimiento espiritual de la persona, Ibur, Yeniká (amamantamiento) y Mojin (mente) los hace sólo el alcance de una fuerza superior y su esencia.

(127848 – De la preparación para la lección diaria de Cabalá del 2/20/14) 

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