Recordando al Ari

El día de hoy conmemoramos el aniversario de la muerte del Ari. Recordamos este día reuniéndonos durante una comida en su honor; muchos estudiantes alrededor del mundo participarán con nosotros. Honramos a esta alma especial que nos reveló la redención espiritual: el único camino para salir del último exilio y lograr la revelación del Creador, que es la revelación del amor y el otorgamiento conectándonos a todos. Y en la medida que consigamos unirnos, revelaremos la Fuerza Superior, una existencia espiritual elevada dentro de nosotros.

Si hablamos del Ari como una persona que vivió y murió, y no como un alma que existe en la eternidad del espacio espiritual, entonces el Ari fue la persona que nos lanzó la cuerda de salvación a todos nosotros los que existimos en este mundo. Al aferrarnos a esta cuerda, lograremos ascender al mundo espiritual desde nuestro estado actual. Por eso es que nos sentimos agradecidos con el Ari y por este motivo lo honramos. Queremos estar tan cerca de él como sea posible, pues él representa el deseo por el Creador, gracias al cual podremos ascender.

Baal HaSulam escribe que él no agregó nada a las enseñanzas del Ari; sencillamente las explicó. Cada cabalista que vino después del Ari ayudó a desarrollar sus enseñanzas un poco más, pues el Ari sentó el fundamento para el método de corrección. Podrían ustedes preguntar, ¿Y qué nos dice de Abraham, el padre de la nación? ¿El método de corrección no le pertenece a él? Durante la época de Abraham, aún no habíamos pasado por el rompimiento de las almas y la destrucción del primero y el segundo Templos; el período del exilio aún no llegaba a su fin.

El Ari vivió durante el final del último exilio y a partir de su época en adelante, comenzaron los “dolores de parto” del tiempo de la redención: la necesidad de ascender. El Ari tomó el método de la Cabalá que venía del tiempo de los patriarcas y del tiempo del exilio y lo convirtió en un método de corrección para las almas. Es por esto que es tan querido de nosotros. Esperemos que lleguemos a ser merecedores de convertirnos en verdaderos discípulos del Ari.

(Extracto de la cuarta parte de la lección diaria de Cabalá del 15 de julio 2010, Pri Jajam, Igrot, Cartas, #39)

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