Reenfocando el trabajo en la decena

thumbs_laitman_527 (2)Las decenas no deben estar aisladas unas de otras. Ninguna de ellas debe sentir que está separada o que es distinta de los demás.

Yo me uno a la decena con el fin de neutralizar mi ego y de serle al mundo entero. Si yo no llego a esta sensación, si no le soy fiel al mundo, si no estoy conectado con él, esto significa que mi decena es inútil porque ésta no me prepara adecuadamente.

La decena es un mini mundo en el que yo estoy aprendiendo a integrarme con los demás. Si no estoy incluido en ellos, no arreglo mi ego como debería ser, en dirección desde el amor por el ser creado al amor por el Creador.

En la decena, yo debería llevar a cabo diversos ejercicios de salir de mí mismo para sentirme «extendido», «expandido» entre todos. Yo no existo, no me siento a mí mismo, mi individualidad, mi «yo», y la decena tiene que ayudarme en eso. «Cada hombre debe ayudar a su prójimo»; así es como tenemos que estar conectados entre nosotros.

Como resultado, nuestro deseo común, que pertenece a todos, tiene que arder en el «centro» de la decena. Yo siento que en este deseo no hay «yo» y «otros», sino sólo «nosotros».

Sobre la base de esta unidad, nosotros pensamos, sentimos, y tomamos decisiones sólo en NOSOTROS. Me resisto a todo aquello llamado «yo», e incremento y alimento todo lo que se refiere a NOSOTROS. Sólo nuestra unidad surge de mis pensamientos y sensaciones, y a través de ella, como a través de lentes o binoculares, yo miro el mundo que hay a mi alrededor.

En este caso es necesario un cierto esfuerzo interno con el fin de «disipar» mi «yo», no permitiendo que me enfoque en él, sino manteniendo el foco sólo en el centro del grupo, donde estamos juntos y NOSOTROS vemos el mundo, la realidad, de esta manera. Para mí no existe nada que no pertenezca a NOSOTROS.

La persona tiene que vivir y trabajar en este esfuerzo interno tanto como sea posible. Porque es a través del centro de la decena, que ella se imagina que obtendrá la Luz que Reforma.

Sin embargo, para enfocarse correctamente en el NOSOTROS, en el centro de los diez, toda la decena tiene que mantener la intención de otorgar. ¿Cómo se verifica esto? En su relación con otras decenas y con el mundo. Cuando la decena se vuelve un todo, cuando diez hombres se convierten en uno, esta unidad adquiere volumen, y de nuevo se reduce a uno y adquiere volumen, hasta que finalmente llegamos al Uno, al Creador.

Entonces, el criterio de nuestra unidad es el deseo de la decena por conectarse con otros y volverse un todo con ellos. ¿Cómo podemos hacer esto? ¿Cómo podemos revisarnos a nosotros mismos?

Yo puedo revisarme a mí mismo si entro en cualquier decena y me siento como si estuviera dentro de mi propia decena. No hay decenas primarias o secundarias, y no me importa en cuál decena estoy. Yo simplemente me conecto con las personas que quiere unirse, conectarse sin ningún tipo de distinción.

Para que nuestro trabajo sea lo más puro posible, nosotros no podemos considerar la actual decena como nuestra «casa», y todo el resto como «territorio extranjero». No, todas las personas que quieran unirse son mi «territorio», la misma decena. Es suficiente con que ellos tengan una pequeña atracción hacia la unidad, y yo ya puedo estar junto con ellos.

(115066 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 8/20/13, Conversación sobre las decenas)

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