Sin alejarse del camino

Antes de que la persona aborde el estudio, debe formar una cierta intención dentro de ella, de manera que todo su estudio esté dirigido a atraer sobre sí la Luz superior, de manera que ésta la lleve a ascender por encima de su naturaleza.

¿Cómo ve eso? Precisamente de acuerdo a esto, a que en ella ocurrirán ascensos y descensos diarios, y serios cambios internos, cualitativos y cuantitativos. Sentirá cuánto la están sacudiéndola todo el tiempo, hasta qué grado está en un estado en el que se le abren los ojos, en el que entiende, asciende, y después súbitamente lo opuesto, en estados de descenso, desolación, falta de fuerza, depresión; y una vez más ascenso, y una vez más todo se ilumina y todo es comprensible y alegre. Y después una vez más lo opuesto.

Pero, cuanto más pase la persona por esos estados, más se acostumbrará a ellos. Ella comenzará a entender que todos esos estados deben ocurrir, que son naturales y deseables. Comenzará a disociarse de ellos. Por una parte, esos estados deben ocurrir en ella, pero, al mismo tiempo los seguirá desde cierto punto exterior y entenderá que ahora está en un estado, más tarde en un estado diferente y así en adelante. Es decir, no estará completamente inmersa en la depresión o en la alegría como un niño pequeño. No, ella, como un adulto ante este niño pequeño, será capaz de entender y comprender su estado y sacar algunas conclusiones de él.

Es lo mismo en el desarrollo espiritual. La persona comienza a entender claramente en qué estados está, para qué, por qué, y cómo. Ella ya no está sujeta ante los cambios de humor, entendimiento y reconocimiento.

Pero algunas veces no comprende absolutamente nada. En general, ¡Ella pasa por todo tipo de estados! Se requiere un cierto periodo de tiempo, con el fin de acostumbrarse a ellos.

Además de esto, debemos comenzar a pasar por esos estados desde «un costado»: yo los atravieso, y debo pasar por más y con más frecuencia, pero, no obstante, iré hacia adelante. Es decir, estos, por supuesto, no deben vencernos. En cualquier caso, yo llego a las lecciones, estudio con los amigos en el grupo, participo en cualquier cosa posible, no importa que junto con esto no tenga sensaciones hacia ellos: ni amor, ni odio, nada, ¡en cualquier caso lo hago! En cada grado, mecánico o más emocional, positivo o negativo, yo debo firmar un acuerdo muy preciso conmigo mismo: que en cualquier caso iré hacia adelante, me arrastraré hacia adelante. No importa cómo, pero mi inclinación es sólo hacia adelante.

Si la persona estudia así, entonces tras un cierto periodo, realmente comienza a sentir todo tipo de cambios dentro de ella, ascensos y descensos, de pronto comienza a cambiar a un ritmo impresionante, literalmente cada minuto, y después cada segundo. Pasa por una inagotable tormenta que la lleva. Esta tormenta va por su camino; procesa en el interior todo tipo de Reshimot (genes espirituales), registros de información, y al mismo tiempo la persona está en el grupo, en el estudio, y no presta atención a esto.

Por lo tanto, lo principal en nuestro avance es que nos acostumbremos a esto, de manera que ninguna interferencia emocional, intelectual, y psicológica nos desvíe de la meta. Ciertamente estas interferencias nos arrojarán de un lado a otro, pero, no obstante, no nos retirarán del camino. Y aquí la relación con el grupo, todo lo que escribe Rabash acerca de la conexión con el grupo, es muy importante.

(94509 – De una lección virtual del 25 de noviembre del 2012)

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