Sintonizando con el rango de la revelación del Creador

Mi ego busca defectos en mis amigos. Pero si quiero avanzar en la espiritualidad, debo, al contrario, ver sus méritos y envidiar su éxito. Pues, no tengo suficiente deseo de lograr la meta, ¿de dónde más puedo obtenerlo?

Alguna vez fui Adam HaRishón, un alma común, un gran deseo. Pero después este deseo se fragmentó en muchas piezas y fue dejado con sólo una diminuta pieza de toda la enorme vasija del sistema del alma común. Ahora tengo que mover esta raquítica pieza hacia el enorme deseo que tenía cuando estaba incluido en todo el sistema. 

Esto sólo puede ser logrado a través de la envidia. La envidia es una herramienta muy importante que incrementa nuestros deseos y oportunidades. Y sin hacer crecer el deseo, es imposible moverse hacia la meta. El Creador necesita cierto volumen para ser revelado, llamado “medida completa” (Seah). Él no puede ser revelado en una vasija que puede recibir sólo unos gramos de satisfacción. 

Digamos que la experiencia espiritual comienza con recibir diez kilogramos de satisfacción. Cuando encontramos la necesidad de recibir placer, comienzo a sentir mi deseo vacío y después satisfecho. Y si mi carencia es menor que eso, no siento nada. 

Todos nuestros órganos sensoriales están organizados de la misma manera, trabajan sólo en cierto rango. Los dispositivos detectan que existen muchas ondas diferentes alrededor de nosotros: sonido, luz, pero no las vemos ni escuchamos. Comenzamos a percibir la señal, comenzando desde cierto nivel y hasta cierto nivel, es decir, en un  rango limitado. 

Funciona de la misma manera en el mundo espiritual. Si queremos comenzar a sentir la espiritualidad, debemos incrementar nuestro deseo de disfrutar en adición a lo que recibimos en la fragmentación ¿A expensas de qué puedo convertir un gramo de deseo que tengo en diez gramos? Sólo tomando los deseos de otros puede sentirte impresionado por sus cualidades y necesidades. 

Así, nos reunimos en grupos, aprendemos juntos, discutimos y así nos involucramos en los deseos el uno del otro. Y el que no quiere mezclarse con los deseos de otros no tiene oportunidad alguna de revelar al Creador. El Creador se revela entre nosotros en mi deseo de recibir que es incrementado al conectarme con mis amigos. Por lo tanto, sin la envidia, que nos permite expandir el Kli, no seremos capaces de revelar al Creador. 

El hecho es que antes del pecado del Árbol del Conocimiento y la ruptura de Adam HaRishón, todos estábamos conectados e incluidos de manera ideal. Pero como resultado de la fragmentación, cada uno se separa de los demás y ahora carece de lo que tienen los otros. 

Antes de la fragmentación, cada uno tenía el mismo deseo común y ahora sólo su punto personal permanece mientras las otras cualidades se pierden para él. Y sin anexarlos a él, no será capaz de revelar al Creador en ellos. Por lo tanto, la revelación del Creador depende de cuánto he llegado a involucrarme en las cualidades de un amigo. 

Es acerca de esto que se dice: “No te falta nada, sólo salir al campo que el Señor bendijo y reunir todos esos órganos flácidos que cayeron de tu alma y unirlos en un solo cuerpo”. Este es nuestro trabajo. En este campo, bendecido por el Creador, encontramos todos nuestros deseos rotos y queremos reunirlos, para unirlos. 

Y todo es a causa de la envidia. En  este momento estoy en mi egoísmo y envidio a mis amigos, lo que tienen. A causa de este enfoque hacia ellos, me involucro en sus deseos, y restauro la vasija completa de Adam HaRishón. De esta manera, corrijo la fragmentación y me acerco a la meta de la vida, la meta de la creación.
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De la lección diaria de Cabalá 15/feb/21, “Envidia”

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