Sintonizando la onda del alma

thumbs_laitman_741_02Baal HaSulam, «Introducción al Libro del Zóhar«, ítem 9: Y la única diferencia entre las almas y Su esencia es que las almas son una parte de Su esencia. Esto significa que la cantidad de Luz que ellas reciben en su Kli, que es el deseo de recibir, ya está separada del Creador, dado que se basa en la disparidad de forma del deseo de recibir. Y esta disparidad de forma la hizo una parte por medio de la cual fueron separadas del «todo» y convertidas en una «parte». Así pues, la única diferencia entre ellas es que una es un «todo» y la otra es una «parte», como una piedra que es tallada de una montaña.

Ahora estamos en un espacio con miríadas de ondas y radiaciones de diferentes frecuencias que cubren todo el espacio desde cero hasta el infinito. Nosotros percibimos estas ondas con la ayuda de diferentes receptores, que pueden sintonizarse con dichas ondas y percibirlas. El receptor percibe la onda de acuerdo a la equivalencia con la onda, es decir que el receptor crea una onda determinada que es una réplica de la onda que hay en el exterior y entonces entran una dentro de la otra y crea una resonancia, lo cual significa que estas se conectan. Yo percibo esta conexión y sentir, por ejemplo, si es una onda de radio que puedo oír o si se trata de un rango de onda de televisión que puedo ver.

Por lo tanto, yo percibo la «onda» del alma general, puesto que toda la creación es un alma, una vasija espiritual que está totalmente cubierta por la Luz, por Maljut de Ein Sof (Infinito). Cuando estoy por fuera de ella, sólo tengo un pequeño «sensor», una chispa que he recibido y que tengo que desarrollar ahora con el fin de percibir una onda tras otra. Así puedo crear y desarrollar el «receptor», y por medio de él, percibir parte del «todo» en el que me encuentro, parte de mi alma. En términos generales, todo el espacio de Maljut es mi alma, que voy a adquirir. Pero descubro esto gradualmente según la medida en que desarrollo mi «receptor», mis vasijas de percepción. Así que resulta que soy yo quien separa la parte del todo de acuerdo a mis atributos actualmente corregidos.

(101940 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 3/4/13, «Introducción al Libro del Zóhar») 

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