Sistema de canalización de la Luz

Dr. Michael LaitmanPregunta: ¿Cuáles son las maneras de añadir la intención a los seminarios organizados para el público general?

Respuesta: El hilo común de cualquier seminario debe ser el pensamiento de que si queremos sentirnos bien, no hay otro camino que darnos cuenta que somos parte de un sistema unificado y que estamos totalmente interconectados.

Esto significa que si actuamos como iguales, como si fuéramos miembros de una familia, seríamos capaces de llevar buenas vidas porque seríamos compatibles con la naturaleza.

En este momento, la naturaleza no necesita que nosotros seamos «anti-egoístas», ni quiere que nos elevemos por encima de nuestro ego. Hasta ahora, la naturaleza quiere que nos demos cuenta del hecho que estamos todos «atados» unos a otros, que somos dependientes unos de otros como ruedas dentadas en un mecanismo, y tenemos que «rotar» en armonía mutua. Esto es lo que la naturaleza exige de la humanidad como un todo.

Sin embargo, la humanidad que ahora llega a siete mil millones, tiene una parte interna en ella; el papel de esta parte interna es servir como conductor de la fuerza mutua que puede sincronizar nuestros movimientos en una «danza común». En realidad, se trata del poder de la Luz. Sólo la Luz puede organizar a todos los siete mil millones para que se consideren unos a otros e interactúen de forma armoniosa. Es la Luz la que crea coherencia y origina sensaciones recíprocas, mutuas en nosotros; la Luz nos influye a todos de manera integral y unificada, llevando así a todo el sistema a actuar.

Sin embargo, para que la Luz descienda y haga su trabajo, necesitamos un «adaptador» entre esta y la humanidad. La parte que lleva a cabo este trabajo es llamada Israel. Nuestro papel es mantener la conexión con la Luz. Es decir entre nosotros, en nuestro pequeño grupo de Bnei Baruj necesitamos establecer no sólo una conexión de tipo familiar, sino algo mucho más amplio que eso.

Tenemos que ser similares a la Luz en nuestra intención para otorgarnos unos a otros de manera que nuestros amigos se vuelvan más importantes que nosotros, para que todas nuestras acciones beneficien y sirvan a nuestros amigos. No es suficiente con el hecho de vivir como una familia común en un «hormiguero». Yo existo sólo para beneficiar a todo Bnei Baruj. Este es el verdadero trabajo en aras del otorgamiento.

Así es como se manifiesta la Luz; sucede porque nuestros deseos conjuntos son similares en sus cualidades a la Luz, entonces la Luz se revela en nosotros y a través de nosotros al resto de los siete mil millones.

Sin embargo la Luz actúa de forma bastante diferente en el resto de la humanidad. Primero, sólo sobre el principio de unir a las personas: «No le hagan a los demás lo que odian que les hagan a ustedes». Después, la Luz gradualmente lleva a las personas a «amar a su prójimo como sí mismos». Hasta ahora esto se debe a la interdependencia mutua. Sólo después que las personas alcanzan este nivel, ellas se acercan al nivel de «amar al Creador».

En correspondencia, existen tres pasos que están definidos por la Torá como mandamientos:

  1. No hagas a otros lo que odias para ti mismo.
  2. Ama a tu prójimo como a ti mismo.
  3. Ama al Señor tu Dios.

Todo lo anterior se refiere a la unidad entre las personas dentro de un sistema espiritual.
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De la 1° parte de la Lección diaria de Cabalá del 7/13/14, Shamati # 60

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