Un préstamo en términos espirituales

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, «La Paz»: Estas son las palabras de Rabí Akiva: «. El libro está abierto y la mano anota». Cualquier estado en el que se encuentre la generación es como un libro, y todos los malvados son como manos que anotan, porque cada mal es grabado y anotado en el libro hasta que se estos acumulen a una cantidad que el público ya no pueda soportar. En ese momento, ellos arruinan ese mal estado y se reorganizan en un estado más deseable. Así, cada acto es calculado y anotado en el libro, es decir, en el estado.

Y él dice: «Todos los que quieran tomar prestado puede venir y pedir prestado». Esto significa que él cree que este mundo no es como una tienda abierta sin dueño, sino que hay un propietario que está presente, un tendero que permanece en su tienda y exige de cada cliente el precio justo por la mercancía que se toma de la tienda, es decir, que se fatiga en su trabajo mientras es alimentado por medio de esa tienda, de manera que es seguro traerlo al propósito de la creación, dado que lo complace a Él.

Su meta es alcanzar el otorgamiento. Sin embargo, la persona requiere de los poderes para realizar esto, y no tiene esos poderes. Ella los toma en préstamo, a pesar de que tiene la intención de destinarlos todos al otorgamiento. Es más, es así en caso de que ella quiera devolverlos, es decir, no utilizar nada para sí misma. Ella utiliza todo el mundo para el otorgamiento.

De acuerdo al estándar de nuestro mundo, es imposible declarar que una persona así está tomando algo en préstamo. Ya ven, nosotros obtenemos un préstamo para beneficio personal. Aquí, todo es al contrario. Por cierto, la prohibición de la Torá en contra de dar un préstamo con interés se deriva de esto. En el mundo espiritual, ningún préstamo debe pagarse de vuelta con más de lo que se recibió.

Por lo tanto, las fuerzas que no tengo desde el principio, yo las tomo en préstamo, pero no las tomo para mí. No son mías, sólo agrego a ellas el deseo en aras del otorgamiento. En vez del Creador, yo les otorgo a todos, y toda mi meta es sólo transmitir este otorgamiento con habilidad, como si proviniera de Sus manos. No tengo nada propio además de mi yo altruista que contrae al deseo egoísta dentro de él y actúa por encima de él. Por lo tanto, en esencia, yo no tengo nada que volver.

Pregunta: A pesar de todo esto, no está claro: ¿Cómo puede la persona pedir un préstamo para sí misma en la espiritualidad?

Respuesta: Entonces, yo dije que se trata de otro tipo de préstamo. Ustedes ven, yo no tengo mis propios poderes de otorgamiento. Adicionalmente, yo (específicamente, yo) quiero dar igual que el Creador lo hace. Tengo que transmitir y dar aquello que Él desea para el mundo.

Este estado es descrito alegóricamente con una metáfora que dice que el Creador quiso darles a las naciones del mundo el método de corrección. Sin embargo, no pudieron aceptarlo. Así que Él utilizó un grupo de transición llamado Israel, que significa «directo al Creador». El pueblo de Israel son como los coordinadores que conectan la Luz superior con el AHP. Gracias a esto, Maljut puede elevarse a Bina y ser «endulzada» allí, con el fin de pasar la Luz desde arriba hacia abajo.

Por lo tanto, esto es llamado un préstamo sólo porque la persona no tiene el poder de otorgar, y ella lo recibe del Creador. Sin embargo, no lo usa para sí misma, como es habitual en nuestro mundo egoísta. En este mundo, la persona busca en primer lugar beneficios para sí misma, y posteriormente, piensa en el beneficio de los demás, ya sea que se trate de asuntos financieros, bienestar, o placer neto. En la espiritualidad, yo no pido para mí mismo. Quiero participar en la vida del creador. Esta participación está destinada exclusivamente al otorgamiento. En aras de esto, yo activar todo mi deseo al máximo nivel posible. Todo lo demás lo mantengo temporalmente «bloqueado» bajo restricción.

Pregunta: Entonces, ¿cómo debemos pedir un préstamo como éste para la meta del otorgamiento?

Respuesta: Esto es llamado ascenso, una petición por corrección (MAN). Yo le pido al Creador, el poder para ser capaz de examinar y corregir el acto mismo. Quiero que Él haga esto, como está escrito: «Invístanse en Mí y llevar a cabo el acto de otorgamiento». Es como un niño que le pide ayuda a su madre o simplemente llora y la madre viene y lo ayuda. Todo el problema consiste en volvernos un «niño que llora» internamente. Y toma tiempo el aprender esto…

(105531 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 19 de abril del 2013, «La Paz»)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *