Al ascender los grados espirituales, experimentamos diferentes estados contradictorios, confusos, donde no entendemos nada. Sucede que estás como si hubieras perdido la cabeza. Después de todo, cuando vas de un estado a otro, deseas cambios.
La mente es adquirida junto con el deseo; sólo sirve a este. Mientras más grande es el deseo, más crece tu mente para servir al deseo, para ayudar a satisfacerlo. Así es como operamos.
Cuando tu deseo se reemplaza con otro, adquieres un nuevo deseo, y tu mente previa desaparece. Y entre grados sientes como si toda la información hubiera sido borrada de tu «computadora», y ya no sabes cómo operar. Se dice que el Baal Shem Tov incluso olvidaba las letras y tenía que aprender a leer «desde cero».
Este es un estado especial. De esta manera se le muestra al hombre que es sólo una máquina. Un deseo desaparece, la memoria desaparece, y sientes que ya no sabes cómo hacer los movimiento de manos o piernas más simples, ni hablar de tener que recordar los nombres de las personas o cosas que suceden a tu alrededor.
Esto puede parecer una anomalía mental. Pero al mismo tiempo, una persona entiende y siente que todo esto le está sucediendo a él; como si se analizara desde fuera. Hay un punto en el que sientes: «¡Esto me está sucediendo a mí! ¡Mírame! justo ahora soy una vasija vacía que carece de sensaciones y mente ¡Recibiré una nueva sensación y mente!»
Este es un reemplazo absoluto. Adquieres una nueva «computadora», y necesitas llenarla con nuevos programas; todo tiene que ser hecho desde el principio. Así es como avanzamos.
(30691 – De la lección diaria de Cabalá del 12/24/2011, Escritos de Rabash)
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