¿Vivir para el cuerpo o para el alma?

Después de la ruptura, bajo la influencia de los genes informativos (Reshimot),los deseos rotos atraviesan diferentes estados separados de la espiritualidad en los niveles de la naturaleza inanimada, vegetativa y animada. Y así, ellos gradualmente entienden su estado hasta que alcanzan finalmente el nivel humano.

Entonces comienzan a entender que algo los trajo a nuestro mundo, a un estado en el que se sienten sólo a sí mismos en un deseo especial llamado «cuerpo». Es como si una partícula del mundo superior hubiera sido lanzada hacia abajo y se hubiera sumergido en un líquido en el que ha permanecido.

Ahora la persona enfrenta un dilema: ¿Debería trabajar para este mundo, en aras de añadirle, de beneficiar al cuerpo, o debe trabajar en beneficio del alma? Ella tiene que elegir una de las opciones.

Por supuesto, la elección no depende de la persona, sino que se deriva más bien de las reencarnaciones que ha atravesado en los niveles inanimado, vegetativo y animado naturaleza donde examinó su estado. Un alma que se ha acercado más a su llenado es llamada un «alma elevada», y con ella, la persona ya puede decidir actuar en beneficio del alma y no del cuerpo.

Con el fin de actuar en beneficio del alma, la persona necesita que todo este mundo le ayude a alcanzar el temor del Creador. El temor es una vasija espiritual, un deseo dirigido hacia el otorgamiento. La iluminación desde arriba llamada la «Luz del alma» se inviste en este deseo, o más exactamente en la intención que se construye en la cima de él.

Esta intención se construye a partir de la profundidad del deseo (del grosor), de un Masaj (pantalla), y de la Luz Retornante, los cuales componen la vasija espiritual de la persona. Por supuesto que es posible desarrollarla sólo desde este mundo en el que ascendemos desde éste hasta la altura de 125 grados.

Las personas que han alcanzado este llenado de acuerdo a sus Reshimot se unen. La Luz superior opera en todos por igual, pero si se revelan los genes informativos, las Reshimot que están listas para esta corrección se acercan unas a otras aspirando a conectarse. Como resultado, la persona llega a un grupo en nuestro mundo.

Pero después que llega a un grupo, comienza a operar sobre ella otra ley que le concede el libre albedrío. Después de todo, las Reshimot tienen que cumplirse en el deseo de la persona.

Incluso si se nos dice «Yo soy el primero y Yo soy el último» y «no existe nadie además de Él», la preparación para esta revelación, para el reconocimiento de la grandeza de la meta espiritual desde la oscuridad del exilio, está totalmente en manos de la persona.

Aquí no hay nada se pueda hacer. Esta carga le parece a la persona pesada o ligera dependiendo de la altura de la meta y de cuánto valora la persona a aquél a quien ella le sirve.

Si ella no siente respeto por el maestro, por el grupo, y por el Creador, entonces nada puede ayudarla. Después de todo, estos tres componentes son inseparables y supremos para la persona. Si ella no los valora, con el tiempo se desviará del camino y abandonará el desarrollo espiritual.

Si trabaja en estos mientras hace todos los esfuerzos posibles para que lo salven, esto le ayudará a desestimar su ego, su mente corpórea, y su experiencia de vida que le parece tener algún valor. Ésta se le revela como algo totalmente inútil ante los nuevos estados que ella tiene que pasar, pero también le dará el poder y el combustible para avanzar por este camino.

Esto sólo es posible si la grandeza de la meta, el grupo, el maestro, y el Creador son más importantes para la persona de su egoísmo.

(89846 – De la 1° parte de la lección diaria de Cabalá del 10 de septiembre del 2012, Escritos de Rabash)

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