Ynet: «¿Cómo construir Jerusalén si hay una ruina en nuestro corazón?»

Jerusalén, el Monte del Templo y el Templo, incorporan mucho más de lo que viene a la mente cuando por primera vez pensamos en ellos. Su significado espiritual nos lleva a la necesaria comprensión de que la conexión entre nosotros no es sólo para nuestro bien, sino por el bien de la humanidad.

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Hace cuarenta y nueve años, paracaidistas entraron en Jerusalén, liberaron la ciudad vieja y la unieron. Parece que no hay ciudad en el mundo en la que cada piedra esté impregnado de una historia tan importante para la especie humana. La ciudad que da esperanza a todo un pueblo, es hoy el centro de informes de la UNESCO, indignantes y carentes de toda lógica, que ‘el pueblo judío no tiene ninguna conexión religiosa con el Monte del Templo ni con el Muro Occidental’.

Las organizaciones internacionales están tratando de cortar la conexión entre el pueblo judío y su patrimonio. La UE interviene en todas las actividades de la ciudad y dado el ritmo de los acontecimientos, no se sorprenda si el mundo ilustrado despierta mañana y decide que Jerusalén no está conectado a la nación de Israel y esto no sólo es la separación del este de Jerusalén.

Incansables esfuerzos y recursos se invierten en crear una falsa conciencia, que debería despertar esta pregunta en el corazón de todos: ¿Cómo puede ser que la capital de Israel, una antigua ciudad que abarca la historia profusa de nuestro pueblo, de nuestra religión y nuestra cultura, la ciudad en la que se construyeron dos Templos y, por desgracia, también fueron destruidos, sea susceptible de ser borrada del mapa de la tierra de Israel? En general, ¿de dónde surge una oposición tan decidida entre las naciones del mundo para reconocer a Jerusalén como capital de Israel? ¿Qué dice esto acerca de la actitud negativa hacia nosotros como pueblo?

Tenemos la llave a las puertas

La sabiduría de la Cabalá sostiene que la razón de la persecución radica en que no nos hemos dado cuenta de nuestra misión como pueblo, una misión que tiene sus raíces dentro de nosotros desde la naturaleza de la creación, con base en la cual se estableció el pueblo de Israel. De acuerdo con la sabiduría antigua, la humanidad está conectada por una red de enlaces mutuos. Dentro de esta red, el pueblo de Israel fue destinado a ser ‘una luz para las naciones [FD1]’, es decir, conectado de manera que la fuerza positiva, que es inherente a la naturaleza, sea transmitida al mundo y sirva para conectar gente y naciones.

El mundo inconscientemente siente que la fuente de todos los males y la raíz del sufrimiento que siente, se deriva directamente de que el pueblo de Israel no se da cuenta de su misión. Este sentimiento aumenta más y más y cristaliza en una conducta que se expresa en intentos de boicot a la nación de Israel. Voces de la comunidad internacional piden reconocer que el mundo estaba equivocado cuando permitió el establecimiento de la nación judía en el Medio Oriente y que tal vez ha llegado la hora de recuperar el mando.

Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) escribe:

«El judaísmo tiene que presentar algo nuevo a las naciones. ¡Esto es lo que esperan del regreso de Israel a esta tierra! No es en otras enseñanzas, en las que nunca innovamos. En eso, siempre hemos sido sus discípulos. Más bien, es la sabiduria de la religión, la justicia y la paz. En esto, la mayoría de las naciones son nuestras discípulas y esta sabiduría se atribuye sólo a nosotros… «

«Sin duda, esto demuestra a las naciones la razón de retorno de Israel a su tierra, incluso a los árabes. Sin embargo, un retorno secular como el de hoy no impresiona a las naciones en absoluto y debemos temer a menos que vean la independencia de Israel de sus necesidades, por no mencionar su regreso a Jerusalén» (Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), Escritos de la última generación, parte 1, sección 12, pp. 75-76).

La UNESCO, la ONU, la UE y el resto de los organismos internacionales que nos protegen, son una especie de reflejo para nosotros, de que no hemos cumplido con nuestra misión. En otras palabras, estamos creando nuestro destino con nuestras propias manos. Si el mundo nos muestra tanto odio y antisemitismo y niega la conexión entre nuestra gente y nuestro hogar, depende de nosotros. En nuestras manos está decidir el futuro de Jerusalén como la capital de Israel, para bien o para mal. Depende de nosotros decidirnos a aplicar un cambio esencial en nuestras relaciones interpersonales, conectar como ‘un hombre con un corazón’, en lugar de que cada uno se preocupe sólo de sí mismo. Como resultado de la fuerza positiva que originemos entre nosotros, equilibraremos la fuerza de separación y tendremos un sistema de conexión entre la gente. La fuerza de conexión entre nosotros, también se extenderá a las naciones del mundo y las obligará a iniciar un proceso similar, conectarse y reconocernos como el origen de la conexión y la bondad.

«Jerusalén se edificó, como una ciudad unida a sí misma» (Salmo 122:3)

De acuerdo con la sabiduría de la Cabalá, hay una conexión paralela y directa entre el sistema llamado la tierra espiritual de Israel y el estado de la tierra física de Israel. El deseo (Ratzón -רצון) que está en el corazón de una persona se llama Eretz -ארץ, la tierra de Israel (Eretz Ysrael), que tiene el deseo Yashar El (directo a Dios), es decir, que tiene deseos narcisistas, pero sólo amor por los demás (Escritos de Rabash). ‘Jerusalén – ירושלים’ viene de las palabras ‘Ir Shalem’ (perfecta/ciudad entera) e Irah – יראה (miedo), una ciudad construída con miedo a la separación, que representa el sentido de la necesidad de preservar la conexión perfecta entre nosotros.

En el centro del miedo compartido de Israel, justo en el corazón de la conexión entre nosotros, un estrato espiritual único es revelado y se llama el Monte del Templo. En él, construimos el Templo, un término de una conexión más interna entre nosotros, un deseo compartido de amor. En el momento en que dejamos de anhelar la conexión interna, los enlaces comienzan a desmoronarse y el pueblo de Israel es expulsado. Cuando se arrancan las raíces ocultas en la tierra, muere todo el árbol. Así es como el primer Templo fue destruido, así es como el segundo Templo fue destruido y así ha seguido hasta hoy. Y no es la destrucción de un edificio construido con piedra y madera, sino la destrucción de la red de amor entre nosotros que se conecta en una sola. Esto se debe a que ‘La casa [Jerusalén] fue arruinada a causa del odio infundado’ (Rabí Israel Segal, Netzaj Israel, capítulo 4).

La misma regla general aplica en nuestros días, ‘De acuerdo a la conexión entre el pueblo de Israel y su despertar al amor y el miedo, Jerusalén fue fundado´  (Koznitzer Maguid). Jerusalén será construido sólo cuando lo fundemos primer en nuestro corazón, con relaciones correctas de conexión y amor. Hasta entonces, el odio infundado continuará y Jerusalén permanecerá como una capital en ruinas, como una ciudad desgarrada llena de conflictos y derramamiento de sangre, porque en vez de un lugar donde habite el amor, después de la destrucción, el poder de separación y odio dominan.

«El Mesías está a la puerta de Jerusalén y espera que la gente sea digna de redención. Él está en sus manos y necesita que toda la gente Lo libere de sus cadenas… Ahora Él anhela hombres de verdad» (dichos de Rabí Menajem Mendel). La sabiduría de la Cabalá, la sabiduría de la verdad, es un método que nos enseña cómo conectar y cómo aplicar la regla general, «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19:18). Con la ayuda del poder de conexión, podremos darnos cuenta de nuestra misión como nación y restaurar el concepto espiritual de Jerusalén en toda su gloria.

Así, Jerusalén se convertirá en la capital de amor para toda la humanidad. Como está escrito, «En el futuro, Jerusalén será como todo Israel e Israel será el mundo entero» (Yalkut Shimoni). Entonces el mundo entenderá las palabras de los profetas: «… porque Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos» (Isaías 56:7) y, «porque todos Me conocerán desde el más pequeño hasta el más grande» ( Jeremías 31:33).

¿Qué más escribieron los sabios de Cabalá sobre Jerusalén?
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De Ynet, artículo 2/jun/16

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