«Yo duermo, pero mi corazón está despierto…»

La persona decide qué considerar en el día y qué en la noche: qué es bueno para ella y qué es malo. A veces, se le da el despertar, la elevación del espíritu, una gran luz, y ella entiende cuán maravilloso es disfrutar y acercarse a la espiritualidad. Ella lo llama el día, pero en realidad, es la luz en su deseo egoísta. El egoísmo disfruta, y esto no se llama progreso espiritual.

O tal vez ella se siente en la oscuridad, agotada, pero su mente entiende que este estado es útil para el progreso. Y aunque en su deseo de disfrutar ella experimenta sensaciones desagradables, se dice: «Yo duermo, pero mi corazón está despierto». El deseo de disfrutar siente la oscuridad, pero el punto en el corazón siente la Luz. La persona entiende que esta oscuridad es útil para ella, que el descenso precede al ascenso, y que necesita preparar deseos aún mayores para ello. Y el deseo viene de la oscuridad.

Es por eso que todo depende de lo que la persona valore, de lo que ella considere el día y la noche, si lo hace en su durmiente corazón egoísta o en el punto en el corazón, que está ardiendo y anhelando la espiritualidad.

Si la persona comienza a separar lo uno de lo otro, entonces ya tiene dos puntos, de acuerdo a los cuales puede aspirar y dirigirse exactamente hacia la meta. Un punto es su ego. Y es bueno que el egoísmo no sienta nada bueno. Cuanta más oscuridad sienta dentro de mi egoísmo, muy superior será mi gran deseo (Aviut) por encima del cual existe el punto de búsqueda de la meta.

Lo principal es separar estos dos puntos y mantenerlos correctamente unos contra otros todo el tiempo, descubrir con cuales me identifico. ¿Puedo yo elegir la dirección que me lleva al Creador a pesar de que mi camino está en la oscuridad, lo considero bueno? Entonces, puedo estar seguro de que me muevo correctamente, porque mi egoísmo no está interesado en precipitarse hacia allí, como un ladrón que corre ante todos, gritando: «¡Atrapen al ladrón!».

A mi ego no le gustan las tinieblas, y yo me elevo por encima del ego, por encima de la razón, y quiero que mi otorgamiento esté por encima de la recepción. Y este es un buen estado en el cual mi día y el día del Creador son el mismo día.

Y si sufro porque me siento mal y no tengo ningún interés en avanzar, esto quiere decir que yo sigo mi deseo de disfrutar, mi ego. Corro hacia allí, hacia donde me llama mi corazón egoísta, no el punto en el corazón: Esta es la diferencia.

Nosotros debemos tratar de dividirnos en dos partes: el punto en el corazón, que se adhiere fielmente a la meta, al otorgamiento en cualquier situación, sin importar lo que pase, y el corazón mismo, que está siempre dispuesto a recibir. Su apetito está creciendo constantemente. La oscuridad reina en mi corazón, y hay un rayo de Luz en el punto en el corazón, lo cual significa que me he dirigido correctamente. Y yo adquiero esto través del entorno, del grupo, de una fuerza externa, que necesaria para sacar el punto en el corazón del corazón egoísta y apuntarlo hacia la meta.

(74550 – De la preparación para la lección diaria de Cabalá del 4/5/12)

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