¿Por qué es tan difícil percibir la espiritualidad?

La respuesta es simple: Es porque la espiritualidad es opuesta a nosotros, a nuestra esencia, a nuestra naturaleza egoísta. El egoísmo gobierna sobre nosotros; nosotros deseamos llenarlo. Por lo tanto, fuera de todo lo que nos rodea, nosotros solo vemos lo que queremos ver en nuestro egoísmo: algo placentero o por lo menos amenazante.

Es por esto que una persona que quiere revelar el mundo superior, descubrir lo que lo rodea pero continúa sin descubrirlo en su percepción egoísta, necesita reconstruirse a sí mismo. Por esta razón el entorno es tan crítico para una persona: lo ayuda a reconstruir su percepción, a sintonizarse uno mismo con la importancia de percibir lo que es desagradable al egoísmo, opuesto a él. Entonces uno será capaz de ser testigo de un mundo vasto que lo ha rodeado siempre a él o a ella. Esto es llamado el mundo espiritual, porque está por sobre el egoísta.

Nos parece que nuestros panoramas son el resultado de nuestra experiencia, pero estos son el resultado de la acumulación de información conveniente para nuestro egoísmo. Y no hace ninguna diferencia lo que estos digan, ya sea verdad o mentira: Para nosotros la verdad es lo que coincide con nuestra opinión, egoísmo.

Nosotros siempre buscamos lo que respalda nuestra opinión y rechazamos lo que se le opone. Al final, nosotros nos formamos a nosotros mismos y no deseamos cambiar. Solo el sufrimiento, el intento de encontrar el significado de la existencia y un ambiente espiritual fuerte, el grupo ayudaran a la persona a hacerse objetiva, a remplazar la percepción egoísta con la opinión del entorno. Y entonces, ¡el mundo superior el cual siempre ha existido alrededor de él, se abrirá para él!

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