¿Visiones del mundo espiritual?

El Zohar, Capítulo, VaYeji (Y Yaacov vivió), Ítem 170) Cuando el alma sale del cuerpo todos sus parientes y amigos en el mundo de la verdad acompañan a su alma y le enseñan el lugar del Edén y el lugar del castigo.

Pregunta: Las personas que han pasado por una muerte clínica hablan sobre las visiones que experimentaron, que en muchas formas son similares a aquellas que El Libro del Zohar describe. Pero, estas personas no saben absolutamente nada de Cabalá.

Respuesta: Entender la Cabalá no le ayuda a una persona a ver el mundo espiritual. El Mundo Superior puede sentirlo solamente el alma corregida. Si una persona estudia los libros cabalísticos es irrelevante. Lo importante es si desea corregirse.  

Podemos observar las experiencias de muerte clínica de dos maneras. Por un lado, cuando la persona cae en un estado crítico es un golpe muy duro para el cuerpo fisiológico, que no es otra cosa sino el deseo de disfrutar. Nuestro cuerpo aparece ante nosotros como algo corporal que toma un espacio, pero en realidad es sólo el deseo de disfrutar un tipo particular de llenado.

Si este deseo experimenta vacío o sufrimiento, naturalmente no quiere sentir el lugar (el deseo) en donde advierte el dolor. Quiere reducirlo y restringirlo, vivir menos, desconectar sus sentidos, tomar medicamentos y así sucesivamente. Cualquier persona que experimenta sufrimiento material o emocional quiere reducirlo, esto es restringir su percepción del mundo, incluso a costa de desear dejar la vida.

Pero al tener la sensación de sufrimiento y desear ascender, escapar de este lugar que está lleno de oscuridad, dolor, golpes, guerras y enfermedades, esto es, elevarse de la terrible angustia de este mundo, la persona realiza esencialmente un acto espiritual. No lo hace por el otorgamiento o porque le atraiga la espiritualidad, sino porque el sufrimiento la presiona tanto que la fuerza a salir, como el huesito de una cereza que al apretarla sale disparado hacia arriba.

Este es el camino del sufrimiento, pero no es un avance porque con esto la persona no se acerca a la meta. De hecho, ni siquiera sabe que existe una meta; sencillamente huye como un animal golpeado. Pero, en ambos casos se eleva por encima del ego, el deseo de disfrutar. Quiere anularlo pensando, “¡Ya no quiero nada, sólo déjenme en paz!”

Vamos a suponer que robas mil millones de dólares, te atrapan y te sentencian a pasar tu vida en prisión. En ese instante sólo deseas pan y agua y que te devuelvan a tu casa. ¡Eso es todo! ¡Sin embargo antes lo que querías eran mil millones de dólares! El deseo se reduce por sí mismo, como si ascendiera a “fe por encima de la razón”. Está listo para el otorgamiento y la restricción con el fin de no sentir el sufrimiento que le trae el castigo.

Y es entonces cuando las personas comienzan a percibir la verdad; se revela una conexión con el Creador, al menos en cierta medida. Pero, pasa demasiado rápido y las personas no pueden adherirse a ello o conservar este estado porque les faltan Kelim propios y permanentes (las vasijas espirituales). Y así las sensaciones se desvanecen.

En el 99.9% de los casos, la sensación de algo fuera de este mundo, se relaciona sólo con las experiencias psicosomáticas de las personas. Se trata simplemente de su imaginación, ya que viven dentro del sufrimiento, la confusión emocional y un sistema interno defectuoso.

El propósito de la creación no es que una persona sienta el mundo espiritual en un estado de muerte clínica. Tenemos que experimentar la espiritualidad en un total estado de consciencia y funcionar allí como un investigador que tiene conocimiento, entendimiento, sensación y poder. Tenemos que llegar a ser como el Creador.

(De la segunda parte de la lección diaria de Cabalá del 2 de septiembre 2010 sobre El Zohar.)

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