¿A quién corregimos?

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam «Paz en el mundo»: Todo se evalúa no por su aparición en un momento dado, sino de acuerdo a su grado de desarrollo. Todo lo que existe en la realidad, el bien y el mal, e incluso lo más dañino del mundo, tiene derecho a existir y no debe ser erradicado del mundo, ni destruido. Sólo debemos componerlo y reformarlo porque cualquier observación del trabajo de la creación es suficiente para enseñarnos acerca de la grandeza y la perfección de su operador y Creador.

De aquí pueden sacarse conclusiones claras y de largo alcance. Todo lo que sucede en el mundo en cada momento proviene de la fuente única, del Creador. Yo corrijo sólo mi propia percepción, mi propia visión. Además, la corrijo solo en una sola dirección: lograr plenamente el otorgamiento. Así descubro el mundo, el cual está menos distorsionado por mi naturaleza, que es más completo; yo veo que esta es su forma verdadera, inmutable.

Pregunta: Si nosotros corregimos sólo nuestra percepción del mundo, ¿por qué tenemos que hacer difusión entre las personas?

Respuesta: Yo quiero acercarlos más a la meta a través de la difusión. De hecho, ellas son parte de mi alma. Todo el mundo es parte de mi alma, y ​​yo trabajo con ellas doblemente: por un lado, les llevo la Luz, y por otro lado, creo las condiciones para que ellas se acerquen a mí. Lo más importante es que gracias a estas dos acciones, de manera directa y «a través de la puerta trasera», al alternarlas, nosotros nos unimos, y finalmente yo devuelvo todas las partes de mi alma.

Así es como tengo de ver el mundo, incluyendo naturaleza inanimada, vegetativa y animada. Toda la realidad es la esencia de mi alma, un deseo unificado. Esta se me revela ahora porque, por definición, yo no puedo sentir nada además de esta. El deseo es mi «material sensible», y yo sólo tengo que revelar correctamente su realidad. Yo trabajo en eso, en la corrección de mi propia percepción.

¿Cómo? De acuerdo al principio de «ama a tu prójimo como a ti mismo». ¿Por qué? Lo hago porque ahora una parte de mi ego, la parte que distorsiona la imagen del mundo, me parece remota, con frecuencia desagradable, opuesta, y yo tengo que corregir mi percepción.

Por lo tanto, al final, yo sólo me corrijo a mí mismo. Es por eso que Baal HaSulam escribe que incluso las cosas malas no deben ser destruidas, sino corregidas. Ahora son malas, odiosas ante mis ojos, y cuando corrijo mi visión, mi actitud, estas se volverán buenas y útiles para mí.

Es imposible corregir algo en el mundo, aparte de uno mismo. Nosotros ya vemos que esto sólo trae daño. Y por lo tanto, es necesario entender que todas las correcciones, todos los cambios positivos, se realizan precisamente en nuestra actitud.

Aunque y vea ante mí a la persona más malvada, tengo que corregirme yo mismo para que ella deje de hacer daño. Ustedes pueden destruir a alguien si ella quiere detener mi acción de corrección, es decir, a matarme. Así, ella no me deja otra opción, y en este caso también habrá una corrección. Sin embargo, mientras que tenga una solución diferente, yo debo actuar, trabajar en la corrección para que el mal sea eliminado del mundo.

Pregunta: Aun así, ¿por qué les hablamos a las personas acerca de la metodología integral como si quisiéramos convencerlas de algo?

Respuesta: Porque de esta manera nos aseguramos nuestra propia corrección. ¿A quién le explico el método? Yo se lo explico a las partes de mi alma. Sin embargo, yo no las corrijo, sólo les doy una herramienta para que ellas mismas se corrijan. Y para mí, esto es auto corrección.

Debemos imaginar un sistema en el que mis partes estén por fuera de mí, y es por eso que de esta manera puedo corregirlas. Yo no las destruyo o las reprimo, sino que les paso el método de corrección por medio de explicaciones amables. Me preocupo por ver en qué medida son capaces de utilizarlo, y según la medida de su incapacidad, yo puedo crear las condiciones para que ellas se acerquen a mí. Sin embargo, yo no las jalo por la fuerza, ni exijo obediencia. Después de todo, nosotros estamos separados por la inclinación al mal y yo tengo que corregirla. En otras palabras, me acerco y ellas se acercan a mí, a pesar del rechazo mutuo. Y de esta manera, yo las devuelvo a la fuente.

Tenemos que pensar en esta imagen. Una motivación malvada penetró el deseo unificado, lo rompió en pedazos y esparció estos pedazos en diferentes direcciones. Ahora, cuando en vez de pertenecer a un todo, experimentamos oposición, odio; tenemos que entender cómo transformar esta separación en unidad, en la nueva fuente de nuestra unidad, tenemos que entender por qué empezamos la corrección de esta manera, preservando la singularidad de cada uno. Yo tengo que proteger el deseo egoísta. Este es como el «Ángel de la Muerte» que se convertirá en el «Ángel Puro». Sin él, toda la creación es inútil.

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De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá 6/9/13, Escritos de Baal HaSulam)

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