A través del prisma de dos deseos

Tenemos que cambiar para alcanzar al Creador, puesto que Lo alcanzamos en las nuevas vasijas de percepción, en nuevos deseos. Obviamente, los deseos mismos no son nuevos, pero se conectan dentro de nosotros de una manera nueva.

Tenemos el deseo de recibir placer y el deseo de otorgar. Para revelar al Creador, debemos crear tal conexión entre estos deseos dentro de nosotros mismos que nos permitan reconocerlo a Él. El Creador tiene 125 formas consecutivas de revelación, en las cuales Él se nos revela cada vez más cerca, de manera más aguda. Es decir, 125 grados, por los que ascendemos y  nos volvemos aptos para verlo y sentirlo a Él más y más.

¿Cómo encontramos al Creador? Tan pronto como creamos una conexión entre nuestro deseo de recibir placer y el deseo de otorgar, donde el deseo de otorgar rige sobre el deseo de recibir en el primer grado espiritual, al darle una forma similar a la del Creador, instantáneamente vemos al Creador a través de estos deseos y su unidad.

En otras palabras, debo crear dentro de mí una propiedad común entre el deseo de disfrutar y el deseo de otorgar de manera que se vuelva idéntico, igual, y adecuado al Creador en el primero y más pequeño grado de Su revelación. En ese caso, lo veré, lo comprenderé, y lo sentiré a Él.

En nuestro mundo, hay varios fenómenos también. Para entenderlos, tengo que ser más inteligente, adquirir sentidos adicionales, y estudiar un poco más. Entonces, empezaré a detectar lo que está pasando, de qué manera, y lo que son estos fenómenos.

Lo mismo sucede en la sabiduría de la Cabalá. Con el fin de suscitar una fusión, una permeabilidad mutua del deseo de recibir y el deseo de otorgar en cada uno de nosotros en el primer grado espiritual y de allí en adelante, en los 125 grados, necesito que la Luz realice este cambio en mí. Yo mismo soy incapaz de llevarla a cabo ya que mientras estoy en el grado más bajo, no tengo la menor idea de en qué debo convertirme a continuación, como un bebé que no sabe cómo se verá cuando tenga un año de edad.

Esta es la razón por la cual se nos dan los estudios. Debemos sentarnos y aprender de las fuentes auténticas, y la fuente más poderosa de la que extraemos la Luz es El Libro del Zohar. Cuando estudiamos juntos este libro, es considerado como «la fe por encima de la razón», si al hacerlo, todos piensan en cómo unificarse con los otros. Esto es porque en la conexión entre nosotros, creamos la forma del Creador, la vinculación adecuada entre el deseo de recibir y el deseo de otorgar para que el deseo de otorgar rija sobre el deseo de recibir, dándole así la forma adecuada.

Si deseo que esto ocurra durante los estudios, es suficiente. No hay un mayor mandamiento, y no hay nada más vital. En ese caso, atraigo la Luz para que alinee para mí estos deseos.

Es la Luz la que lo hace. No necesito saber nada más. También lo hace un niño pequeño cuando desea crecer, y por eso corre, juega y hace lo que puede. Yo también, como un niño, hago lo que sea sólo para que la Luz venga, me reforme, y me lleve de vuelta a la fuente, al Creador.

(35681 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/18/2011, «Introducción del Libro del Zohar»)

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