Nuestra existencia terrenal se ha agotado prácticamente a sí misma. Lo que una vez fue valioso para nosotros está perdiendo su encanto.
Todos los diferentes placeres relacionados con alimento, sexo, familia, prosperidad, fama, poder y conocimiento, ya no nos satisfacen y ya no pueden ser una meta. Aún cuando estamos satisfechos con ellos, seguimos sintiéndonos vacíos por dentro.
Es por eso que hoy estamos enfrentando un desafió muy serio por parte de la Naturaleza, la cual nos está mostrando que nosotros no entendemos donde estamos. Después de todo, el volumen entero del universo está ahí, frente a nosotros, pero solo percibimos una parte microscópica de él.
En realidad toda la material está vacía. La materia consiste de átomos y cada átomo consiste de un núcleo y electrones. ¡Pero si observas de cerca el átomo, hasta que el núcleo sea del tamaño de una moneda, entonces la distancia entre éste y los electrones será igual a un kilómetro! Un átomo es como un sistema solar, donde los planetas (electrones) rotan alrededor del sol (núcleo), mientras todo lo demás está vació. Además, no es como el vació cósmico, que sin embargo contiene partículas de materia, pero es el vacío total.
Por lo tanto, en general con relación a nosotros, la materia consiste de vacío. Pero podemos verla de una forma diferente: No está vacía, sino que llena un espacio, y nosotros no sentimos ese llenado. Sin embargo, el llenado es la parte más importante. Es ese llenado invisible entre el núcleo del átomo y los electrones o entre todos nosotros. No son las partes materiales las que son importantes, sino lo que está entre ellas.
Nosotros solo seremos capaces de sentir este llenado cuando, en lugar de percibir la naturaleza que nos rodea como un objeto desde nuestra recepción egoísta, la sintamos a través de la cualidad opuesta, del otorgamiento.
La Naturaleza consiste de dos cualidades: recepción y otorgamiento. Todo está sostenido por el balance de estas dos cualidades. Pero todos nosotros, juntos e individualmente, estamos recibiendo elementos que tienen como objetivo satisfacernos. Nosotros solo usamos nuestros cinco sentidos o nuestro pequeño “depósito”, el deseo de recibir, y es por eso que sólo percibimos un pequeño volumen, un pedazo muy limitado del mundo existente, cualitativamente hablando.
Es ahí donde la ciencia de la Cabalá viene al rescate, siendo una ciencia de recepción, de percibir el verdadero estado. La esencia de esta ciencia es desarrollar la cualidad opuesta en una persona: en vez de recepción, desarrollar el sentimiento de otorgamiento. Entonces saldrás de ti mismo, saldrás fuera de tu volumen interno y cerrado y comenzarás a sentir el mundo fuera de ti y fuera de tu propia dependencia.
En el vacío anterior, dentro de su alcance infinito, donde la material tiene una cuota mínima, descubrirás de repente un volumen llenado por la fuerza de otorgamiento, un mundo diferente y externo. Este mundo está absolutamente conectado con nuestro mundo, complementándolo, siendo su raíz y su fuente.
Es ahí cuando comenzaremos a entender porque existimos, donde se originó todo, y como funciona. En lugar de un grano miserable que no tiene principio ni fin, observaremos la fotografía general del universo y nos contará sobre las causas y las metas, y sobre lo que sucede con nosotros.
(De la lección diaria de Cabalá del 1/16/11, Escritos de Rabash)
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