¡Ataque!

¡Ataque!  Y no creas que sólo tienes que atacar una vez. El ataque es necesario para cada ascenso, de grado en grado, porque ocurre en un salto, en un ataque. Y no es ataque a un enemigo externo, sino a la pared entre nosotros: ataque a la conexión.

Cada vez que construimos un nuevo Partzuf, tendremos que superar un nuevo deseo egoísta que se revela en nosotros desde arriba. Debes aceptarlo, estar de acuerdo con él, atarlo tal como Abraham ató a Isaac.

Al pasar de un estado a otro, siempre hay espacio para atacar por la unidad, el acercamiento, la asistencia mutua y la garantía mutua. Cuando llegamos a esto, nos sentimos honrados de ascender al siguiente grado. 

Este es un ataque para que nos conectemos con los demás y sólo habrá un enemigo contra nosotros—nuestro ego. Mientras más atacamos, más fuerte y persistente se vuelve. Pero al mismo tiempo, aprendemos el arte de trabajar con él y luchar contra todas las fuerzas que nos impiden unirnos en las decena como un solo corazón.

Quiero ser despertado por la inspiración de mis amigos. Si despierto solo, no es la fuerza correcta, no es espiritualidad. La espiritualidad es sólo cuando estamos todos juntos. Incluso si el Creador se revela de repente a alguien individualmente, eso no conducirá al alcance ni la conexión adecuada y permanente con el Creador.

Cada paso es como la batalla final en la que pongo todo lo que tengo, toda mi mente y corazón, pero lo principal es conectarte con tus amigos e ir juntos. Presionamos nuestro egoísmo para construir un grado espiritual por encima de él, una descripción de nuestra conexión con el Creador.

En el siguiente grado, habrá otros obstáculos, otro ataque, otra victoria y revelación del Creador, así como el juego del bebé difiere del juego del adolescente o de las batallas del adulto. 

Estamos en guerra contra el rechazo interno, la falta del deseo para conectar nuestro corazón y elevarnos por encima de nuestro ego, para decidir que la conexión es más importante que la separación y que el poder de la unidad, el Creador, es más importante que toda nuestra realidad egoísta.

Es necesario atacar las fuerzas de separación que no nos permiten ver la realidad, porque nosotros mismos no estamos conectados como un hombre con un corazón. Por eso, es necesario el ataque.

Sólo puedes conectarte con el ataque porque cuando nos acercamos, la fuerza del rechazo comienza a actuar. Es similar a la fuerza interatómica, que a distancia corta cambia de conexión a rechazo. De igual forma empezamos a sentir una enorme resistencia antes de la conexión final y por eso es necesario el ataque.

Podemos acercarnos, abrazarnos, estar juntos, pero realmente no podemos conectarnos. Esto requiere que la fuerza superior nos ayude a superar la barrera potencial y lograr la conexión. Hay una división entre nosotros y para superarla, se necesita mucha energía potencial que nos impulse.

No podemos hacerlo nosotros mismos; no tenemos ese deseo. Pero nos ayudamos unos a otros a acercarnos al Creador, quien nos ayudará a dar este salto potencial sobre la brecha que nos separa.

Esta brecha se manifiesta cada vez más a medida que nos acercamos y así podemos superarla, sólo con la ayuda de la fuerza recibida de arriba. Esa es la luz de la corrección, que no está en nosotros ni estaba en Adam HaRishon. Viene sólo en respuesta a la oración que surgió de la destrucción.

Con cada lección, con cada reunión, recolectamos gradualmente el deseo por los demás, hasta que acumulamos lo suficiente para darnos cuenta de que, nosotros mismos, no podemos atravesar el Majsom. Pues, es imposible saltar la barrera potencial que tenemos frente a nosotros, sólo sucede si el Creador nos eleva.

Resulta que esto es un ataque al Creador. Y la disposición para ello está determinada por la medida en que podamos unirnos en un solo corazón y pedir sólo conexión. En el estado de unidad, atravesamos la barrera potencial, el Majsom y descubrimos la fuerza del otorgamiento, el Creador.
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De la lección diaria de Cabalá 23/feb/20, «Ataque»

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